LECCIÓN NÚMERO 63

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LECCIÓN NÚMERO 63 EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO


El bautismo del Espíritu Santo constituye un sello en el creyente para el día de la redención. Con este concepto iniciamos la última fase de nuestro estudio referente a la pneumatología, que como ya habíamos dicho, en nuestro caso, consiste en el estudio acerca del Espíritu Santo. Con respecto a la concepción inicial expresada consideremos lo que dicen las Sagradas Escrituras:


51Efesios capítulo 4: versículo 30: "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual estáis sellados para el día de la redención."


Aunque he querido iniciar nuestro estudio haciendo referencia a este importante concepto doctrinal, no obstante, los detalles acerca del mismo los tomaremos en consideración al final del tema.


Acerca de este sagrado bautismo las Escrituras dicen lo siguiente:


51Marcos capítulo 1: versículos 4, 7 y 8: "Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo del arrepentimiento para remisión de pecados. 7Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, al cual no soy digno de desatar encorvado la correa de sus zapatos. 8Yo a la verdad os he bautizado con agua; mas él os bautizará con Espíritu Santo."


51Juan capítulo 1: versículos 32 y 33: "Y Juan dio testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y reposó sobre él. 33Y yo no le conocía; mas el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien vieres descender el Espíritu, y que reposa sobre él, éste es el que bautiza con Espíritu Santo."


Jesucristo habló en términos claros y explícitos a sus discípulos acerca de la promesa del Espíritu Santo. Al respecto consideremos los siguientes pasajes de las Escrituras:


51Juan capítulo 14: versículos 15 al 17, 25 y 26: "Si me amáis, guardad mis mandamientos; 16Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17Al Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce: Mas vosotros le conocéis; porque está con vosotros, y será en vosotros. 25Estas cosas os he hablado estando con vosotros. 26Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho."


En otra ocasión, según el relato del mismo apóstol en 51Juan capítulo 15: versículo 26 el Señor Jesús les dijo: Empero cuando viniere el Consolador, el cual yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio de mí. Y luego les corroboró el mensaje diciendo: Pero cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir. Él me glorificará: porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre, mío es: por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber. 51(Juan capítulo 16: versículos 13 al 15).


Consideremos además, los pasajes siguientes:


51Mateo capítulo 10: versículos 19 y 20: "Mas cuando os entregaren, no os apuréis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado qué habéis de hablar. 20Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros."


51Hechos capítulo 1: versículos 4 y 5: "Y estando juntos, les mandó que no se fuesen de Jerusalem, sino que esperasen la promesa del Padre, que oísteis, dijo, de mí. 5Porque Juan a la verdad bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo no muchos días después de estos."


Jesucristo mismo, después de haber sido bautizado en el agua, recibió también el bautismo del Espíritu Santo. Al respecto consideremos lo que dicen los siguientes pasajes de las Escrituras:


51Mateo capítulo 3: versículos 16 y 17: "Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vió al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17Y he aquí una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento."


51Mateo capítulo 12: versículos 17 y 18: "Para que se cumpliese lo que estaba dicho por el profeta Isaías, que dijo: 18He aquí mi siervo, al cual he escogido; Mi amado, en el cual se agrada mi alma: Pondré mi Espíritu sobre él, Y a los gentiles anunciará juicio."


En otro pasaje de las Escrituras dice también:


"El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; Para pregonar a los cautivos libertad, Y a los ciegos vista; Para poner en libertad a los quebrantados: 19Para predicar el año agradable del Señor." 51(Lucas capítulo 4: versículos 18 y 19).


Quiero advertir a los estudiantes que algunos creyentes, basados en este pasaje que hace referencia al bautismo de Cristo, alegan que toda persona al recibir el bautismo de agua, recibe el Espíritu Santo de manera similar a como lo recibió el Señor. Sabemos que esta idea no tiene fundamento sólido en las Escrituras del Nuevo Testamento, por cuanto es evidente que ni los discípulos, ni otros grupos de creyentes en Jesucristo lo recibieron en tal forma, sino posteriormente. Consideremos pues, lo que dicen las Escrituras en cuanto al cumplimiento de esta promesa en la Iglesia primitiva:


51Hechos capítulo 1: versículo 4: "Y estando juntos, les mandó que no se fuesen de Jerusalem, sino que esperasen la promesa del Padre, que oísteis, dijo, de mí."


51Hechos capítulo 2: versículos 1 al 4: "Y como se cumplieron los días del Pentecostés, estaban todos unánimes juntos; 2Y de repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual inchió toda la casa donde estaban sentados; 3Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asentó sobre cada uno de ellos. 4Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, como el Espíritu les daba que hablasen."


Este es un relato fascinante: Según la descripción del autor del libro, basado en 51Hechos capítulo 2: versículos 5 al 18 seguido al pasaje citado, dice que entonces moraban en Jerusalem judíos, varones religiosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, juntóse la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: He aquí ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en que somos nacidos? Partos y medos, y elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea y en Capadocia, en el Ponto y en Asia. Cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. Y estaban todos atónitos y perplejos, diciendo los unos a los otros: ¿Qué quiere decir esto? Mas otros burlándose, decían: Que están llenos de mosto. Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó su voz, y hablóles diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalem, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no están borrachos, como vosotros pensáis, siendo la hora tercia del día; mas esto es lo que fue dicho por el profeta Joel: Y será en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; y vuestros mancebos verán visiones, y vuestros viejos soñarán sueños: Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días, derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.


Es muy importante tener en cuenta, además, de la profecía de Joel citada por el apóstol Pedro, que el bautismo o derramamiento del Espíritu Santo iniciado en la época del Nuevo Testamento fue predicho también por los profetas Isaías y Ezequiel, según 51Isaías capítulo 32: versículo 15; capítulo 44: versículo 3, y 51Ezequiel capítulo 39: versículo 29. No obstante, 51Joel capítulo 2: versículos 28 y 29 lo describe en términos más explícitos. Pues según lo que reflejan las Escrituras, en la época del Antiguo Testamento, el Espíritu Santo estaba limitado principalmente a los profetas, ancianos, jueces, reyes y otras personas muy privilegiadas. Sin embargo, en la profecía de Joel se pone de manifiesto la declaración de un derramamiento del Espíritu Santo sobre todo su pueblo, incluyendo aun a los siervos y las siervas. Donde se refleja, además, una clara imparcialidad con respecto a las edades entre jóvenes y ancianos sobre los cuales se derramaría el Espíritu, ejerciendo en ellos algunas de sus funciones a través de sueños y visiones. Dos medios muy singulares y bien conocidos entre sus manifestaciones a los profetas. Aunque la profecía dice que el Espíritu sería derramado sobre toda carne, es evidente que esto se refiere no a toda la humanidad, sino a todos los creyentes, según lo expresado por Jesucristo en 51Juan capítulo 14: versículo 17, donde habla acerca del Espíritu Santo diciendo que el mundo no lo puede recibir porque no le ve, ni le conoce. Sin embargo, el contexto del pasaje deja claro el concepto de que su manifestación sería entre los creyentes fieles; y en este caso, para todas las escalas sociales, sin distinción de razas ni de ninguna otra índole, según lo que reflejan las Escrituras del Nuevo Testamento, acerca de esta gloriosa verdad. Continuemos ahora nuestra consideración acerca de lo que dicen las Escrituras con referencia al cumplimiento de esta promesa en la Iglesia primitiva:


51Hechos capítulo 10: versículos 44 y 45: "Estando aún hablando Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el sermón. 45Y se espantaron los fieles que eran de la circuncisión, que habían venido con Pedro, de que también sobre los Gentiles se derramase el don del Espíritu Santo."


51Hechos capítulo 11: versículo 16: "Entonces me acordé del dicho del Señor, como dijo: Juan ciertamente bautizó en agua; mas vosotros seréis bautizados en Espíritu Santo."


51Hechos capítulo 8: versículos 14 al 17: "Y los apóstoles que estaban en Jerusalem, habiendo oído que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan: 15Los cuales venidos, oraron por ellos, para que recibiesen el Espíritu Santo; 16(Porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, mas solamente eran bautizados en el nombre de Jesús). 17Entonces les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo."


En otra porción del relato del libro de Los Hechos, dice que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, andadas las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando ciertos discípulos, díjoles: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo después que creísteis? Y ellos le dijeron: Antes ni aun hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué pues sois bautizados? Y ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Y dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en el que había de venir después de él, es a saber, en Jesús el Cristo. Y cuando hubieron oído esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. 51(Hechos capítulo 19: versículos 1 al 6). Se asume que, al decir que fueron bautizados en el nombre de Jesús, es una manera de señalar cierta diferencia con el bautismo de Juan. Porque Cristo, según 51Mateo capítulo 28: versículo 19, mandó a Bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.


A manera de conclusión de este hermoso detalle, veamos lo que nos dicen las Escrituras en el pasaje siguiente:


51Hechos capítulo 13: versículo 52: "Y los discípulos estaban llenos de gozo, y del Espíritu Santo."


Funciones del Espíritu Santo en la vida del creyente: La consideración de las diferentes citas bíblicas en relación con la promesa del Espíritu Santo, conferida por Jesucristo a sus discípulos, nos permite entender que el mismo tiene funciones muy objetivas que cumplir en la vida del creyente que lo ha recibido mediante su santo bautismo.


Según las expresiones del mismo Señor en estos pasajes bíblicos, el Espíritu Santo consuela al creyente, por cuanto Él le llama: el Consolador. Otra de sus funciones es enseñar y recordarle al creyente, todo lo que Cristo dijo a sus discípulos, lo cual está escrito en la Santa Biblia para nosotros también.

Él nos guía a toda verdad, quiere decir que el Espíritu Santo no nos engaña ni nos confunde en ningún aspecto de la vida, y principalmente en guiarnos al verdadero Dios y al cumplimiento de su divina voluntad. Por lo cual, tampoco nos induce al fraude ni a la mentira, ni a hacer algo que perjudique a nuestros semejantes o que vaya en contra de los principios morales establecidos por el Divino Creador. Además, el Espíritu Santo nos hace saber todas las cosas que han de venir, como dijo el Señor: "Tomará de lo mío y os lo hará saber." O sea, nos hará saber mediante mensajes proféticos las cosas que Dios quiere comunicarle a su Iglesia. Lo cual se logra mediante revelaciones, sueños, éxtasis y otras manifestaciones del Espíritu, a través de la experiencia personal.

Véase 51Números capítulo 12: versículo 6; 51Job capítulo 33: versículos 14 y 15; 51Joel capítulo 2: versículo 28; 51Mateo capítulo 2: versículo 12; 51Hechos capítulo 8: versículo 26; capítulo 10: versículo 3; y capítulo 16: versículo 9. 51Segunda de Pedro capítulo 1: versículo 21.


El Espíritu Santo hablará también por el creyente, cuando este sea llevado ante las autoridades por causa del evangelio de Jesucristo, o sea, será Él quien pondrá en nuestra mente y en nuestra boca la palabra que hemos de hablar en esos momentos. Además de ello, el Espíritu Santo suele intervenir en las actividades de los siervos de Dios para orientarlos de acuerdo a su divina voluntad. Tal como lo expusiera en nuestro primer tema de pneumatología, acerca de cómo Él dirige y orienta a los creyentes, según 51Hechos capítulo 13: versículo 14; capítulo 16: versículos 6 y 7; capítulo 20: versículos 22 y 23; capítulo 8: versículos 26 al 31 y 35; capítulo 10: versículos 19 al 21.


DONES DEL ESPÍRITU SANTO


Ootra de las funciones objetivas del Espíritu Santo en el creyente, tal como vimos en el tema referido anteriormente, es la de facultarlo con diferentes dones espirituales. Veamos nuevamente lo que nos dice el siguiente pasaje de las Escrituras:


51Primera de Corintios capítulo 12: versículos 1 y 4 al 11: "Y acerca de los dones espirituales, no quiero, hermanos, que ignoréis. 4Empero hay repartimiento de dones; mas el mismo Espíritu es. 5Y hay repartimiento de ministerios; mas el mismo Señor es. 6Y hay repartimiento de operaciones; mas el mismo Dios es el que obra todas las cosas en todos. 7Empero a cada uno le es dada manifestación del Espíritu para provecho. 8Porque a la verdad, a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu, 9A otro, fe por el mismo Espíritu, a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu; 10A otro, operaciones de milagros, y a otro, profecía, y a otro, discreción de espíritus, y a otro, géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11Mas todas estas cosas obra uno y el mismo Espíritu, repartiendo particularmente a cada uno como quiere."


Según la declaración de este pasaje, el Espíritu Santo reparte estos dones entre los creyentes fieles. La experiencia también nos dice que los que han recibido la promesa del Espíritu Santo, aunque no posean alguno de estos dones en particular pudieran ser usados en un determinado momento, con la facultad de cualquiera de ellos. Pero todo parece indicar que el que no haya recibido su santo bautismo, no podrá poseer tampoco ninguno de estos dones.


La función principal del Espíritu Santo en la vida del creyente en Jesucristo, tal como aparece expuesto al inicio de este tema, consiste en sellar al creyente para el día de la redención. Al respecto consideremos nuevamente el pasaje de referencia:


51Efesios capítulo 4: versículo 30: "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual estáis sellados para el día de la redención."


Evidentemente, la inmunidad que le ofrece este sello al creyente puede ser de carácter permanente o solamente temporal, en dependencia de su propio comportamiento. Ya que el mismo es posible mantenerlo únicamente mediante una vida de santidad, en fiel obediencia a los principios de la voluntad de Dios.

Es muy importante tener bien claro el concepto de que el Espíritu Santo no mora con el pecado, porque la santidad implica libertad de pecado, según lo hemos comprobado reiteradamente a través de las Escrituras. Y de acuerdo con este concepto, cuando se le da entrada al pecado, ineludiblemente se anulan los efectos de la santidad, con lo cual se invalida también la función del sello del Espíritu Santo en el individuo. Por eso dice la primera parte del versículo citado: "No contristéis al Espíritu Santo." Al respecto consideremos lo que nos dicen otros pasajes de las Escrituras:


51Primera de Timoteo capítulo 4: versículo 14: "No descuides el don que está en ti, que te es dado por profecía con la imposición de las manos del presbiterio."


51Primera de Tesalonicenses capítulo 5: versículo 19: "No apaguéis el Espíritu."


51Segunda de Timoteo capítulo 1: versículo 6 "Por lo cual te aconsejo que despiertes el don de Dios, que está en ti por la imposición de mis manos."


Mucho pudiera abundar en relación con el cuidado que necesita tener el creyente, para conservar la bendición de la promesa del Espíritu Santo en su vida, así como sobre las diferentes actividades de este agente divino en la vida de los creyentes. Pero quiero concluir al respecto recordando a los estudiantes que el bautismo del Espíritu Santo en el creyente ha sido considerado como un elemento esencial del nuevo nacimiento, que se debe tomar en cuenta, no como algo opcional, sino como un paso sucesivo al bautismo de agua como lo hicieron los creyentes en Jasucristo en la primera etapa de la historia de la Iglesia.


Escuche a Yehosef con una preciosa alabanza dirigida al Espíritu Santo. Solo toque este enlace.

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