LECCIÓN NÚMERO 60 LEYES Y MANDAMIENTOS
Primera sección: Confirmación de la vigencia de los Diez Mandamientos: Con el estudio de este trascendental tema, le damos paso a un segundo aspecto de legislación bíblica, igualmente de alta apreciación teológica. No obstante a las características controversiales del mismo, en su conclusión el lector podrá obtener detalles que le ofrecen una convicción de carácter imparcialmente satisfactoria. Como dijera en el prólogo, una enseñanza que neutraliza la mayor rivalidad entre creyentes cristianos.
Con respecto a las leyes y mandamientos contenidos en el antiguo pacto o pacto renovado, como habíamos dicho, reflexionemos lo que dicen los pasajes bíblicos siguientes:
51Éxodo capítulo 24: versículo 12: "Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarlos."
51Deuteronomio capítulo 4: versículo 13: "Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra, las diez palabras; y escribiólas en dos tablas de piedra."
51Deuteronomio capítulo 9: versículos 9 y 10: "Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua; 10Y dióme Jehová las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito conforme a todas las palabras que os habló Jehová en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea."
51Éxodo capítulo 19: versículo 5: "Ahora pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra."
Estos mandamientos relacionados, son los mismos que estudiamos detalladamente en el capítulo 5 de este tratado.
Esta ley es de carácter moral, relativa a la conducta en sentido general, tanto en nuestras relaciones con Dios como con nuestros semejantes. La misma encierra los principios morales y religiosos más elevados y puros que la sociedad humana haya conocido. Por lo cual, debe ser conferible al cristianismo universal, por cuanto las Escrituras del Nuevo Testamento así lo declaran.
Ahora bien, con respecto a estos mandamientos y su relación con el nuevo pacto, las Escrituras expresan lo siguiente:
51Jeremías capítulo 31: versículos 33 y 34: "Mas éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en sus entrañas, y escribiréla en sus corazones; y seré yo a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová: porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado."
51Jeremías capítulo 32: versículo 40: "Y haré con ellos pacto eterno, que no tornaré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí."
Razonemos, la confirmación de estos pasajes en el Nuevo Testamento, según 51Hebreos capítulo 8: versículos 8 al 13, donde el autor del libro hace alusión a la profecía de Jeremías, en la que reprendiendo Dios a Israel, dice el profeta: He aquí vienen días, dice el Señor, y consumaré para con la casa de Israel y para con la casa de Judá un nuevo pacto; no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé por la mano para sacarlos de la tierra de Egipto: Porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo los menosprecié, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que ordenaré a la casa de Israel, después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en el alma de ellos, y sobre el corazón de ellos las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo. Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor: porque todos me conocerán, desde el menor de ellos hasta el mayor. Porque seré propicio a sus injusticias, y de sus pecados y de sus iniquidades no me acordaré más. El autor concluye exponiendo que al decir nuevo pacto, dio por viejo al primero; y lo que es dado por viejo y se envejece, cerca está de desvanecerse.
Estas citas bíblicas revelan con perfecta claridad, que los santos mandamientos no fueron abolidos con el antiguo pacto, sino que pasaron a formar parte del Nuevo, aunque con alguna variante en el método de su aplicación. Esta variante consiste en la determinación de Dios de escribir estos preceptos no en tablas de piedra como lo hizo, primeramente, sino en el corazón y en el alma de los creyentes.
La prueba más evidente que podamos encontrar para convencernos de la vigencia de estos mandamientos en el Nuevo Pacto, consiste en el reiterado señalamiento de las Escrituras del Nuevo Testamento, con respecto a la observancia de los mismos. Por lo que es evidente, que los mandamientos de Dios no han perdido el efecto de su vigencia, sino que son confirmados en el nuevo pacto bajo la legislación de una dispensación perfecta. Porque bajo la antigua dispensación, estos solo constituían una ley externa para mostrar el pecado, prevenir al hombre de él y condenarlo en caso de transgresión. Por eso el apóstol Pablo, según 51Segunda de Corintios capítulo 3: versículos 6 al 9, le llama “el ministerio de muerte” y “el ministerio de condenación”. Porque bajo aquella dispensación, la violación de cualquiera de la mayoría de estos mandamientos implicaba irremisiblemente la pena de muerte. Véanse algunos ejemplos al respecto, en 51Levítico capítulo 20: versículos 8 al 10; 51Éxodo capítulo 21: versículos 12 al 17; capítulo 35: versículos 2 y 3; y 51Deuteronomio capítulo 13: versículos 6 al 11. Se sabe que existían alrededor de 35 transgresiones de la ley en las que se aplicaba la pena capital.
Según el nuevo pacto los efectos de la gracia divina nos hacen libres de aquella terrible situación, porque Cristo murió en lugar de los transgresores, mientras que los santos mandamientos estarán impresos en los sentimientos y en la conciencia de los creyentes. El temor de Dios será puesto en sus corazones por el Espíritu Santo, y Él les ayudará a sentir un profundo amor por su observancia, tal como se expresara el salmista:
51Salmos 119: versículos 97, 103 y 104: "¡Cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. 103¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca; 104De tus mandamientos he adquirido inteligencia: Por tanto he aborrecido todo camino de mentira."
No obstante, un detalle fundamental que necesitamos tomar en cuenta en este estudio consiste en que en las Escrituras del Nuevo Testamento se suele hacer mención de la ley refiriéndose de forma generalizada al conjunto de leyes bíblicas contenidas en el Pentateuco, sin hacer referencia específicamente a aquella que concierne al tema correspondiente. Sin embargo, es claramente razonable que cuando la mención es hecha en sentido calificativo se está refiriendo a las leyes vigentes, principalmente a las de carácter moral como los mandamientos de Dios. Mientras que, si la mención es hecha en sentido de descalificación, se está refiriendo a las leyes de carácter ritual, las cuales quedaron sin efecto por tratarse de leyes temporales sustituidas por el sacrificio de Jesucristo.
Este es el caso de la mención hecha por el apóstol Pablo, según la declaración de los pasajes que expondremos a continuación, en los que hace alusión a la ley bajo los términos de una compleja exégesis, aplicada en su deliberación acerca de la ley y la gracia. De manera que parece indicar que la observancia de los mandamientos de Dios no tiene vigencia para los creyentes en Jesucristo. Como ejemplo de ellos veamos los siguientes:
51Romanos capítulo 7: versículo 6: "Mas ahora estamos libres de la ley, habiendo muerto a aquella en la cual estábamos detenidos, para que sirvamos en novedad de espíritu, y no en vejez de letra."
51Romanos capítulo 10: versículo 4: "Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree."
51Gálatas capítulo 2: versículo 16: "Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para que fuésemos justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada".
En este caso, es evidente que la mención hecha acerca de “la ley”, en sentido de descalificación o invalidez, se refiere sin lugar a dudas al aspecto ritual de la misma. Por lo cual, cuando usted se encuentre con pasajes como estos y otros semejantes, para evitar las confusiones o dudas que le puedan causar la complejidad de su interpretación, vea los pasajes que se reflejan a continuación; los cuales nos proveen una exégesis sencillamente clara y completamente lógica, aplicada igualmente por el apóstol Pablo:
51Romanos capítulo 3: versículo 31: "¿Luego deshacemos la ley por la fe? En ninguna manera; antes establecemos la ley".
51Romanos capítulo 6: versículo 14 y 15: "Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. 15¿Pues qué? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo de la ley, sino bajo de la gracia? En ninguna manera".
51Romanos capítulo 6: versículo 12 y 13: "No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que le obedezcáis en sus concupiscencias; 13Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado por instrumentos de iniquidad; antes presentaos a Dios como vivos de los muertos, y vuestros miembros a Dios por instrumentos de justicia".
51Primera de Timoteo capítulo 1: versículos 9 al 11: "Conociendo esto, que la ley no es puesta para el justo, sino para los injustos y para los desobedientes, para los impíos y pecadores, para los malos y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10Para los fornicarios, para los sodomitas, para los ladrones de hombres, para los mentirosos y perjuros, y si hay alguna otra cosa contraria a la sana doctrina; 11Según el evangelio de la gloria del Dios bendito, el cual a mí me ha sido encargado."
En estos últimos pasajes citados, así como en los tres anteriores, se pone de manifiesto la forma generalizada usada por el apóstol Pablo para referirse a la ley, sin hacer mención específicamente de aquella que concierne al tema de referencia, tal como lo expusimos anteriormente.
No obstante, es evidentemente claro, que cuando el Apóstol declara que no estamos bajo la ley se refiere precisamente al aspecto ritual comprendido en ella. Por otro lado, si no podemos pecar, aun estando bajo la gracia y no bajo la ley, entonces lógicamente hay que guardar los mandamientos de Dios para poder mantenerse apartados del pecado.
Nótese que, en el último de estos pasajes, el apóstol Pablo declara que la ley no es puesta para el justo, sino para los injustos y desobedientes. Evidentemente, quiere decir que nosotros los creyentes en Jesucristo, somos justos porque hemos sido justificados por la fe en Él. Por lo tanto, ya no somos estimados como injustos y desobedientes, ni como impíos y pecadores, según la relación descrita en ese pasaje porque ahora andamos conforme a la santa doctrina, según el evangelio de la gloria del Dios bendito que a Pablo le había sido encargado. El cual ha llegado hasta nosotros a través de los escritos sagrados.
Entre sus enseñanzas se hace claro énfasis en la observancia de los mandamientos de Dios. Por ende, podemos asumir que la mención hecha acerca de la ley, en este caso, se refiere al aspecto moral de la misma. Esta forma parte esencial de las normas de conducta de toda persona que ha creído en Jesucristo y su corazón ha sido renovado por la obra gloriosa del Espíritu Santo.
Ahora bien, en cuanto a la observancia de los mandamientos de Dios, señalada en el Nuevo Testamento, existen varias referencias que tomaremos en consideración. Entre ellas tenemos la respuesta de Jesús al Joven rico según 51Mateo capítulo 19: versículo 17 donde a su interrogante, el Señor le dijo: …y si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Así también en 51Juan capítulo 14: versículos 15 y 21 Él expresó: Si me amáis, guardad mis mandamientos; el que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquél es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Además, en 51Juan capítulo 15: versículo 10 el Señor indicó: Si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor.
El apóstol Pablo refiere en 51Corintios capítulo 7: versículo 19, que la circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es; sino la observancia de los mandamientos de Dios.
El apóstol Pedro nos habla en 51Segunda de Pedro capítulo 2: versículo 21, que mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, tornarse atrás del santo mandamiento que les fue dado.
El apóstol Juan expresa en 51Primera de Juan capítulo 2: versículos 3 y 4: En esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. El que dice, yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él. Y en 51Primera de Juan capítulo 5: versículos 2 y 3 dice: En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son penosos.
Así también en el libro de Apocalipsis, según 51Apocalipsis capítulo 12: versículo 17, dice que el dragón fue airado contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo. Además, en 51Apocalipsis capítulo 14: versículo 12, declara diciendo: Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús.
Para concluir, según 51Apocalipsis capítulo 22: versículo 14 declara bienaventurados a los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad.
Además del señalamiento reflejado en algunos de estos pasajes, con respecto a la observancia de los mandamientos de Dios, pueden apreciarse otros aspectos esenciales que tomaremos en consideración. Uno de ellos consiste en que el que guarda los mandamientos de Dios es el que lo ama. Esta declaración revela con perfecta claridad, que la observancia de los mandamientos divinos es el fruto evidente del amor a Dios.
Otro de los aspectos fundamentales reflejado en estos pasajes bíblicos consiste en la evidencia de un grupo existente, compuesto obviamente por la totalidad de los salvados, los cuales guardan los mandamientos de Dios contiguamente a la fe de Jesús.