Nombres divinos La santificación Apéndice
Nota: Este estudio lo recibí a través del chat privado de WhatsApp de Nuestra Iglesia Soldados de la Cruz de Cristo en Tampa Florida. Debido a su gran valor doctrinal he decidido compartirlo con las personas interesadas, como un apéndice del tema de la Santidad, según el libro Manual de Estudios Bíblicos. He incertado el nombre [Yeshúa], seguido de Jesús, para que el lector se sienta mejor identificado con la versión del libro precedente, pero aclaro que, esto no tiene nada que ver con con la postura teológica de la la Iglesia de referencia.
LA SANTIFICACIÓN: Juan capítulo 17: versículos 14 al 20: “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 18Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. 20Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos”.
INTRODUCCION: Este pasaje recoge la oración de Jesús [Yeshúa], por sus discípulos y por aquellos que habrían de creer por la palabra de ellos. Como se han dado cuenta Jesús [Yeshúa], reconoce que el mundo aborrece a los cristianos porque ellos no son del mundo. Los cristianos estamos llamados a distinguirnos entre el mundo por nuestra forma y manera de vivir. En el mundo vivimos, pero el mundo no debe influir en nuestro estilo de vida porque hemos sido santificados, separados por Dios para vivir vidas santas y guiar a aquellos que están en tinieblas a la luz del evangelio. La santidad o la santificación no es una opción para el cristiano, todo cristiano debe anhelar la santidad y vivir en santidad. La Santidad es la esencia de la vida cristiana y la marca que nos distingue como hijos de Dios. El Padre que nos atrajo hacia Él por medio de Jesucristo [Yeshúa el Mesías], nos atrajo para que formáramos parte de su santidad: “Sed santos porque yo soy santo” dice el Señor. (Primera de Pedro capítulo 1: versículo 16). Por eso Jesús [Yeshúa], en su oración dice: Juan capítulo 17: versículos 15 al 19: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 18Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad”. Yo debo permitir que mi corazón sea permeado por la verdad de las Escrituras. Yo debo permitir que esa verdad me santifique y me lleve a vivir una vida santa. Dice Pablo en Primera de Tesalonicenses capítulo 4: versículos 3 al 5 y 7: “Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; 4que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; 5no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; 7Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación”. Por otro lado, Pedro reconoce el estado o la posición que tenemos ante Dios y el mundo cuando dice: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. (Primera de Pedro capítulo 2: versículo 9). Tú y yo hemos sido escogidos por Dios para pertenecer a un sacerdocio santo.
1. DEFINICION DE SANTO: Santo es todo aquello que es puesto aparte separado de lo impuro, pecaminoso o moralmente inapropiado. El término santificación tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se usa para personas, lugares o cosas. Éxodo capítulo 40: versículos 10 y 11: “Ungirás también el altar del holocausto y todos sus utensilios; y santificarás el altar, y será un altar santísimo. 11Asimismo ungirás la fuente y su base, y la santificarás”. (Las cosas pueden ser santas) Éxodo capítulo 19: versículos 23 y 23: “Moisés dijo a Jehová: El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo: Señala límites al monte, y santifícalo”. (Los lugares pueden ser santos). Primera de Pedro capítulo 1: versículos 14 y 15: “Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”. (Las personas también pueden ser santas).
2. LA SANTIFICACIÓN INICIAL O POSICIONAL: La santificación inicial o posicional es el lugar de privilegio que el creyente ocupa junto a Dios, cuando se convierte al evangelio. El convertido a Dios es apartado de la condenación eterna del infierno y puesto en la salvación; es apartado del reino de Satanás y puesto en el reino de Dios, es apartado de las tinieblas y puesto en la luz. Primera de Corintios capítulo 6: versículos 9 al 11: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados (apartado para Dios) en el nombre del Señor Jesús [Yeshúa], y por el Espíritu de nuestro Dios”. ¿Quién nos puso separados? Dios: Primera de Pedro capítulo 1: versículo 22: “Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo [Yeshúa el Mesías]”… Efesios capítulo 1: versículo 4: “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él”. Primera de Corintios capítulo 1: versículos 1 al 3: “Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo [Yeshúa el Mesías], por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, 2a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús [el Mesías Yeshúa], llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo [Yeshúa el Mesías], Señor de ellos y nuestro: 3Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo [Yeshúa el Mesías]”. Segunda de Timoteo capítulo 2: versículo 19: “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”. No solo existe para nosotros la santificación posicional. Es decir, no solo hemos sido apartados del mundo para servir a Dios, sino, hemos sido aparatosos para experimentar la santificación. La santificación debe ser progresiva.
3. LA SANTIFICACIÓN PROGRESIVA: Es el acto mediante el cual el creyente diariamente va experimentando en su vida la realidad de lo que es ser santo, la realidad de lo que es apartarse del pecado para hacer la voluntad de Dios. Debemos aclarar algo, mis hermanos: Por medio del Sacrificio de Cristo somos santificados, separados para Dios. Basados en lo que Cristo hizo tenemos una posición de privilegio. Somos santificados por lo que Cristo hizo. …“Con una sola ofrenda (Cristo) hizo perfectos para siempre a los santificados” (Hebreos capítulo 1: versículo 14). Pero la santidad de manera experimental debe ser perfeccionada. Por ejemplo, a todos los creyentes de Corinto Pablo les llama santificados: Primera de Corintios capítulo 1: versículos 1 al 3: “Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo [Yeshúa el Mesías], por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, 2a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús [el Mesías Yeshúa], llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo [Yeshúa el Mesías], Señor de ellos y nuestro: 3Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo [Yeshúa el Mesías]”. A pesar de esta congregación ser llamada santificada; estaba llena de problemas y pecados, había entre ellos contiendas, pleitos, divisiones incluso un hombre estaba teniendo relaciones sexuales con su madrastra y al mismo tiempo gozando de los privilegios de ser miembro activo y reconocido de la iglesia de Corinto. Pablo como pastor y guía espiritual tuvo que corregir esta anomalía y llamar a los implicados al arrepentimiento y a la fe en Jesucristo [Yeshúa el Mesías]. Y dejó uno de los textos que nos refiere que debemos limpiarnos de toda contaminación y perfeccionar la santidad en el temor de Dios. Segunda de Corintios capítulo 7: versículo 1: “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. En esta carta Pablo está llamando a los creyentes de Corinto a crecer o completar su santificación personal. La santidad es progresiva y en medida que el Espíritu Santo y la Palabra de Dios nos haga conscientes de nuestros pecados y faltas debemos corregir nuestras faltas. En Dependencia del Espíritu Santo y de la palabra de Dios debemos hacer morir el pecado en nuestra vida. Colosenses capítulo 3: versículo 5: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”. En otras palabras, Pablo nos llama a no aclimatarnos a ninguna práctica que atente contra la santidad. En la segunda Carta que Pablo escribe a los Corintios notamos que la iglesia se había arrepentido de sus pecados y vuelto a los principios de santidad porque Pablo dice: Segunda de Corintios capítulo 7: versículos 9 y 11: “Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. 11Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto”. La primera carta de Pablo produjo en los corintios convicción de pecado, los llevó al arrepentimiento. Eso es lo que es la santificación progresiva, arrepentirse, no conformarse al pecado, apartarse del pecado, luchar contra el pecado. Un cristiano verdadero puede accidentalmente pecar, pero siempre estará dispuesto a rectificar y apartarse del mal. Algunos llamados bíblicos sobre apartarse del mal: Salmos 34: versículo 14: “Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela”. Salmos 37: versículo 27: “Apártate del mal, y haz el bien, Y vivirás para siempre”. Proverbios capítulo 3: versículo 7: “No seas sabio en tu propia opinión”. (Es decir, no creas que te la sabes todas). “Teme a Jehová, y apártate del mal”. (Proverbios capítulo 8: versículo 130). “El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa”... (Proverbios capítulo 28: versículo 13). “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Segunda de Corintios capítulo 6: versículos 14 al 17: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 16¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. 17Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, 18Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”. Isaías capítulo 33: versículos 14 al 16: “Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas? 15El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala; 16este habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras”. Hay acciones aquí: hacer justicia, hablar lo recto, aborrecer ganancias deshonestas (es decir no adquirir dinero o riqueza indebidamente) tapar los oídos para no oír propuestas indebidas, cerrar los ojos para no ver lo malo. Todo esto es santificarse para Dios. Salmos 15: versículos 1 al 5: “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? 2El que anda en integridad y hace justicia, Y habla verdad en su corazón. 3El que no calumnia con su lengua, Ni hace mal a su prójimo, Ni admite reproche alguno contra su vecino. 4Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, Pero honra a los que temen a Jehová. El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia; 5Quien su dinero no dio a usura, Ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará jamás”. Hay acciones aquí: Andar en integridad, es decir vivir y hablar basados en lo que Dios dice que es correcto, hacer justicia, hablar la verdad, no calumniar con nuestra lengua, no hacer mal al prójimo, aborrecer la mala conducta, no dar nuestro dinero en usura que gane interés sobre el dinero que prestamos, cuidarnos del cohecho; no ofrecer dinero a las autoridades para lograr un beneficio personal en perjuicio de las leyes o lo establecido. En todas estas escrituras es recurrente la idea de aborrecer el mal, apartarse del mal o dejar lo malo, eso es lo que hace el que se santifica. Hebreos capítulo 12: versículo 14: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Juan capítulo 17: versículo 17: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. La santificación progresiva debe ser experimentada, cada creyente debe ir creciendo y madurando hasta llegar a ser como Cristo. Note el testimonio de Pablo: Filipenses capítulo 3: versículos 13 y 14: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. No he alcanzado aún la santificación perfecta dijera Pablo, pero estoy avanzando, tengo mis ojos en la meta, me extiendo a ella y me olvido de lo que queda atrás hasta que llegue:
4. LA SANTIFICACIÓN FINAL: Ya vimos la santificación inicial o posicional que habla de la posición de privilegio que tenemos en Cristo. Hemos sido escogidos y santificados, es decir separados para Dios. También vimos que, aunque hemos sido escogidos y santificados, la santificación debe ser experimentada. Debemos apartarnos del mal, del pecado en el temor de Dios y proponernos agradar a Dios. Aunque no somos perfectos, estamos perfeccionándonos, estamos creciendo en conocimiento y santidad. Estamos abandonando pecados y costumbres que no agradan a Dios y estamos madurando en el camino cristiano cada vez más. ¿Qué nos aguarda? Nos aguarda la santificación final que es la liberación total del cuerpo de pecado cuando Dios nos dará un cuerpo celestial donde ya más no tendremos problemas con el pecado. Filipenses capítulo 3: versículos 20 y 21: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo [Yeshúa el Mesías]; 21el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”. Primera de Corintios capítulo 15: versículos 51 al 58: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 54Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 57Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo [Yeshúa el Mesías]. 58Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. Mi hermano, no es en vano tu santificación porque como fin Dios nos da la vida eterna. Todo aquel que se santifica tiene vida eterna, todo aquel que en Cristo da el fruto de santificación tiene la vida eterna asegurada. Romanos capítulo 6: versículo 22: “Pero ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y, como fin, la vida eterna”.
CONCLUSIÓN: Mi hermano, ¿cómo estás progresando en tu santificación? La santidad es necesaria para ver al Señor. Hebreos 12:14: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. Hemos sido libertados del pecado. Aunque no hemos sido liberados de la presencia del pecado porque aún mora en nosotros, sí hemos sido libertados de su poder para servir a Dios. Ahora somos siervos de Dios, siervos de la justicia, siervos del bien y esto lo evidenciamos a través del fruto de santificación. Ya no nos conformamos con vivir en el pecado como un estilo de vida, luchamos contra el pecado y crecemos cada vez más en la santidad y el temor de Dios y si pecamos nos arrepentimos y nos volvemos a Dios. Primera de Juan capítulo 2: versículo 1: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo [Yeshúa el Mesías], el justo. Primera de Juan capítulo 1: versículo 9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Pero qué tan conscientes estamos del hecho de que no debemos planificar el pecado, agendar el pecado como aquellos que no obedecen a Dios. Romanos capítulo 6: versículo 1 al 6 “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 2En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús [el Mesías Yeshúa], hemos sido bautizados en su muerte? 4Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. 5Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado”. “La voluntad de Dios es nuestra santificación”. (Primera de Tesalonicenses capítulo 4: versículo 3). Esto implica no estar al servicio del pecado sino al servicio de Dios. Ten presente que Cristo no es solo para nosotros justificación sino también santificación. Primera de Corintios capítulo 1: versículo 30: “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús [el Mesías Yeshúa], el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención”. ¡Oh, que Dios nos santifique cada día y que cada día nosotros también nos santifiquemos y con su Espíritu, hagamos morir todo lo que nos hiere y nos afea! Que siempre seamos un perfume agradable para Dios en su presencia y seamos también un perfume grato para los que nos rodean, que la gracia de Dios sea siempre más poderosa que nuestras debilidades y flaquezas y Dios nos perfeccione cada día hasta el día de Jesucristo [Yeshúa el Mesías], y estando en su presencia digamos: «¡He aquí, éste es nuestro Dios! Le hemos esperado, y nos salvará. ¡Éste es Jehová, a quien hemos esperado! Nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.»