SEXTO MANDAMIENTO

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SEXTO MANDAMIENTO

"No matarás." 51(Éxodo capítulo 20: versículo 13).

Según los eruditos, la palabra matar en este pasaje, es traducida de la raíz 2hebrea “resaj”, que realmente significa asesinar, pero se ha interpretado como matar para darle un sentido de carácter más radical a la prohibición.

54El homicidio tiene una trascendencia remota. El primer caso históricamente conocido aparece relatado en los anales bíblicos, según el pasaje siguiente:

51Génesis capítulo 4: versículos 8 al 12: "Y habló Caín a su hermano Abel: y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. 9Y Jehová [el Señor] dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé; ¿soy yo guarda de mi hermano? 10Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. 11Ahora pues, maldito seas tú de la tierra que abrió su boca para recibir la sangre de tu hermano de tu mano: 12Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza: errante y extranjero serás en la tierra."

Grande sobremanera es la indignación de Dios contra los homicidas. Las exigencias de la justicia y de su amor divino nos dicen claramente a nuestra conciencia, que nadie tiene derecho de privar de la vida a alguien. Y por muchas razones que el hombre quiera exponer para justificar un hecho semejante, nunca tendrá excusa delante de Dios, ni le será perdonado, si no viene verdaderamente arrepentido ante su presencia divina.

No hay derecho para derribar el árbol que uno no ha plantado o la torre que no ha edificado, menos permitido le será privar de la vida a su semejante, siendo el Supremo Creador quien le dio la existencia. ¿Quién es el hombre para destruir la obra de Dios sin que Él lo haya autorizado?

El homicidio es el mayor y más horrendo de todos los crímenes que se puedan cometer sobre la tierra. Consideremos que aun los animales, que son seres irracionales, cuidan de sus hijos con un celo feroz y cuando son afectados por la pérdida de alguno de ellos, por lo general sufren y lo llaman por varios días. ¡Cuánto sufrimos los seres humanos la pérdida de nuestros seres queridos! Aun cuando fallecen de muerte natural o por accidente, es indescriptible el dolor que se experimenta. ¡Cuánto más al saber que un semejante suyo le haya dado muerte intencionalmente!

El homicidio trae gran dolor, tristeza y sufrimiento a la humanidad. ¡Cuántos padres han sido privados de sus hijos para siempre por causa del homicidio! ¡Cuántas viudas! ¡Cuántos huérfanos! Incontables son los males que ha ocasionado este criminal pecado a la humanidad a través de toda su historia.

Tal como lo declara nuestro 11distinguido escritor en su comentario acerca de este mandamiento, todo acto de abuso, atropello, amenaza e insulto, así como toda injusticia que contribuya a abreviar una vida, el espíritu de odio y venganza o cualquier palabra que lleve a desearle mal a alguien, constituye una violación en mayor o menor grado del sexto mandamiento, de lo cual habrá que darle cuentas a Dios. Al respecto consideremos lo que nos dice el pasaje siguiente:

51Mateo capítulo 5: versículos 21 y 22: "Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; mas cualquiera que matare, será culpado del juicio. 22Mas yo os digo, que cualquiera que se enojare locamente con su hermano, será culpado del juicio; y cualquiera que dijere a su hermano, Raca (estúpido o necio), será culpado del consejo; y cualquiera que dijere, fatuo, será culpado del infierno del fuego."

También el apóstol Juan, en su primera epístola dirigida a la Iglesia declara que cualquiera que aborrece a su hermano, es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permaneciente en sí. 51(Primera de Juan capítulo 3: versículo 15).

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