INMUTABILIDAD

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INMUTABILIDAD

Nos ofrecen prueba de la inmutabilidad de Dios las citas bíblicas siguientes:

51Santiago capítulo 1: versículo 17: "Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación."

51Malaquías capítulo 3: versículo 6: "Porque yo Jehová [el Señor], no me mudo"...

Dios es inmutable. Quiere decir que Él no sufre cambios ni variación alguna en ninguno de los órdenes de su naturaleza divina: ni en el orden moral, ni en el espiritual, ni en ningún otro.

Todos los seres vivientes que nosotros conocemos están constantemente sujetos a cambios y variaciones en todos los órdenes de su naturaleza. Pues tanto los seres humanos, como los animales y las plantas tienen un principio de formación y desarrollo en el que sufren transformaciones mediante el nacimiento, crecimiento, envejecimiento y la muerte.

Los seres humanos cambiamos continuamente en el orden físico. También en los órdenes moral e intelectual, en los cuales se experimentan variaciones, unas veces de naturaleza positiva y otras de carácter negativo.

Lo mismo podemos decir acerca de sus propósitos, en los cuales el hombre suele variar con frecuencia. Muchas veces nos hacemos propósitos que por las limitaciones de nuestras facultades no podemos cumplir. Tanto por el desconocimiento de los acontecimientos futuros, como por la insuficiencia de nuestros poderes económicos, intelectuales y otros, nuestros proyectos suelen frustrarse y lo más que podemos hacer es cambiar nuestros planes. Pero Dios, quien es perfecto, no comenzó a formarse en ningún momento porque es eterno. Nada le falta ni le sobra, posee los atributos de la omnisciencia y la omnipotencia. Por tanto, no necesita de experimentar cambios en sus propósitos ni en ningún aspecto de su naturaleza.

Es digno de considerar, que la inmutabilidad de Dios les proporciona a sus hijos plena seguridad y confianza en su Creador. Pues, ¿qué sucedería si en un momento dado Dios perdiera estabilidad en sus facultades de omnisciente y omnipotente o en cualquiera de sus atributos? Gracias a Dios por su inmutabilidad, que hace posible que tanto su bondad, como su amor, misericordia y todos los demás atributos que se le confieren desde la eternidad, los siga poseyendo sempiternamente y que, de igual manera, el cumplimiento de sus promesas permanezca siendo tan cierto e invariable como cualquiera de sus atributos divinos.

Indiscutiblemente, las Sagradas Escrituras enseñan que Dios ha cambiado de parecer en ocasiones, en algunas de sus determinaciones. Él es un Dios extremadamente amoroso, y en su inmensa misericordia puede cambiar una determinación sobre algo o alguien, siempre que para ello medie el arrepentimiento sincero, la humillación y la súplica. Como en los casos cuando perdonó a Nínive 51(Jonás capítulo 3: versículos 4 al 10) y a los reyes Akab y Manasés 51(Primera de Reyes capítulo 21: versículos 17 al 29) y 51(Segunda de Crónicas capítulo 33: versículos 1 al 13). También puede suceder en otros casos, como el de Ezechîas, 51(Isaías capítulo 38: versículos 1 al 5), siempre que influyan el clamor y el llanto suplicando misericordia. Eso es lo que enseña la Palabra de Dios. Sin embargo, el cumplimiento exacto de sus promesas y su propósito de salvación para la humanidad no sufren variación alguna por ello, y por lo tanto, sus atributos divinos considerados como sus perfecciones, tampoco varían.

¿Por qué no experimenta cambios en sus atributos, aunque haya alguna variante en sus determinaciones? Porque estos cambios, reflejados en la Palabra de Dios, en los que ha mediado el arrepentimiento sincero, la humillación y la súplica, están predeterminados por las Escrituras mismas:

51Jeremías capítulo 18: versículos 6 al 10: …"He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. 7En un instante hablaré contra gentes y contra reinos, para arrancar, y disipar, y destruir. 8Empero si esas gentes se convirtieren de su maldad, de que habré hablado, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles. 9Y en un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para plantar; 10Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, arrepentiréme del bien que había determinado hacerle".

51Ezequiel capítulo 18: versículo 21: "Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todas mis ordenanzas, é hiciere juicio y justicia, de cierto vivirá; no morirá."

De igual manera, el cambio de su determinación con respecto a la muerte de Ezechîas, está respaldado por su Santa Palabra, donde declara que Dios será misericordioso con quien Él determine serlo, por cuanto el carácter de su soberanía divina lo faculta para ello, sin que tengamos ningún derecho a reprobarlo por eso. Veamos lo que dice el pasaje siguiente:

51Éxodo capítulo 33: versículo 19: "Y respondióle: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová [del Señor] delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente."

Aunque Él haya cambiado sus decisiones en los casos mencionados, no por ello falta a sus promesas, ni cambia su propósito de salvación para con el hombre, porque sus promesas son para los fieles. Y el estudio de su Santa Palabra nos enseña con suficiente claridad, que lo único que impide el cumplimiento de ellas es el pecado. De manera que para que su plan de salvación y todas sus promesas divinas se cumplan en nuestras vidas, lo único que necesitamos es mantenernos íntegros y fieles en su santa presencia. El único temor sería que Él tuviera que cambiar sus disposiciones por desconocimiento de los acontecimientos futuros, por ejemplo: que Él no hubiese sabido con antelación que los ninivitas se iban a arrepentir, a humillarse y a pedir misericordia y clemencia, igual que lo hicieron los reyes referidos. Así también como lo fue el clamor de Ezechîas. En caso tal, sí tendríamos que temer y dudar del cumplimiento de sus promesas y por lo tanto, su atributo de la omnisciencia sería imperfecto. Pero según podemos apreciar en nuestro comentario, este atributo suyo le permite conocer anticipadamente y a la perfección, todos los pormenores de cada acontecimiento futuro y por ende Él sabe en forma previa la actitud que va a asumir el hombre cuando le declare su determinación. Su infinita bondad y gran misericordia lo llevan, definitivamente, a realizar el cambio correspondiente resuelto desde la infinitud del tiempo. No obstante, lo cierto es que, aunque nuestro Creador lo sabe todo en su omnisciencia divina, sin embargo, para la comprensión del ser humano, su mensaje tiene que ser revelado al hombre para que este pueda reaccionar y entender las razones de la determinación divina ante su actitud. Quiere decir, que Dios siempre presenta la realización de finalidades llevadas a efecto mediante la intervención de los medios requeridos para ello.

Aunque Dios haya esperado siempre a que los resultados se pongan de manifiesto para declarar su resolución acerca de cualquier cambio requerido, lo cierto es que Él sabe desde la eternidad misma, cuál va a ser su real y definitiva determinación en cualquier caso relacionado con los seres humanos o con cualquiera de sus criaturas. Por lo cual, tales cambios no afectan de ninguna manera los principios de su inmutabilidad.

En cierta ocasión, Dios se expresó de la manera siguiente: Raeré los hombres que he criado de sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo: porque me arrepiento de haberlos hecho. 51(Génesis capítulo 6: versículo 7).

Sin embargo, en otra parte de las Escrituras dice lo siguiente:

51Números capítulo 23: versículos 19 al 21: "Dios no es hombre, para que mienta; Ni hijo de hombre para que se arrepienta: El dijo, ¿y no hará?; Habló, ¿y no lo ejecutará? 20He aquí, yo he tomado bendición: Y él bendijo, y no podré revocarla. 21No ha notado iniquidad en Jacob, Ni ha visto perversidad en Israel:"…

Según el 3Diccionario Expositivo Vine, el vocablo hebreo: “najam”, de donde se traduce arrepentimiento, alude más bien a un cambio de parecer o de actitud de parte de Dios propiciado por el comportamiento humano. La declaración del pasaje según 51Génesis capítulo 6: versículo 7, no anula de ningún modo el concepto expresado en la cita de 51Números capítulo 23: versículos 19 al 21. Según se especifica en la misma, Dios dispuso bendición para el pueblo porque fue hallado sin maldad. Y el proclamador estaba plenamente consciente de que Dios no cambia de parecer o de actitud, a menos que el hombre cambie de proceder.

Este concepto apoya la idea expuesta inicialmente. Lo único que impide el cumplimiento de las promesas de Dios, es el pecado con carácter permanente, quiero decir, en caso de que no intervenga el arrepentimiento. Porque cuando este intercede, se ponen de manifiesto su clemencia y su gran misericordia para apiadarse del hombre, de manera que hasta sus sentencias divinas se detienen completamente.

Mientras que una actitud de pecado impenitente en cualquier persona o sociedad en particular, según lo que enseñan las Escrituras, sí puede hacer que Dios se arrepienta de su trato hecho o de lo prometido con respecto a ella, y que su sentencia divina se ponga de manifiesto.

No obstante, en ninguno de estos casos es admisible el concepto de cambio que pueda afectar los principios de su inmutabilidad, sino más bien la aplicación de sus predeterminaciones dadas a conocer en su Santa Palabra.

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