LEYES Y MANDAMIENTOS

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LEYES Y MANDAMIENTOS

Parte 1: Confirmación de la vigencia de los Diez Mandamientos: Con el estudio de este trascendental tema, le damos paso a un segundo aspecto de legislación bíblica, igualmente de alta apreciación teológica. No obstante a las características controversiales del mismo, en su conclusión el lector podrá obtener detalles que le ofrecen una convicción de carácter imparcialmente satisfactoria. Como dijera en el prólogo, una enseñanza que neutraliza la mayor rivalidad entre cristianos o creyentes en el Mesías.

Con respecto a las leyes y mandamientos contenidos en el antiguo pacto o pacto renovado, como habíamos dicho, reflexionemos lo que dicen los pasajes bíblicos siguientes:

51Éxodo capítulo 24: versículo 12: "Entonces Jehová [el Señor] dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarlos."

51Deuteronomio capítulo 4: versículo 13: "Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra, las diez palabras; y escribiólas en dos tablas de piedra."

51Deuteronomio capítulo 9: versículos 9 y 10: "Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua; 10Y dióme Jehová [el Señor] las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito conforme a todas las palabras que os habló Jehová en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea."

51Éxodo capítulo 19: versículo 5: "Ahora pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra."

Estos mandamientos relacionados, son los mismos que estudiamos detalladamente en el capítulo 5 de este tratado.

Esta ley es de carácter moral, relativa a la conducta en sentido general, tanto en nuestras relaciones con Dios como con nuestros semejantes. La misma encierra los principios morales y religiosos más elevados y puros que la sociedad humana haya conocido. Por lo cual, debe ser conferible universalmente a los creyentes en el Mesías, por cuanto las Escrituras del Nuevo Testamento así lo declaran.

Ahora bien, con respecto a estos mandamientos y su relación con el nuevo pacto, las Escrituras expresan lo siguiente:

51Jeremías capítulo 31: versículos 33 y 34: "Mas éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová [el Señor]: Daré mi ley en sus entrañas, y escribiréla en sus corazones; y seré yo a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová [al Señor]: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová [el Señor]: porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado."

51Jeremías capítulo 32: versículo 40: "Y haré con ellos pacto eterno, que no tornaré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí."

Razonemos, la confirmación de estos pasajes en el Nuevo Testamento, según 51Hebreos capítulo 8: versículos 8 al 13, donde el autor del libro hace alusión a la profecía de Jeremías, en la que reprendiendo Dios a Israel, dice el profeta: He aquí vienen días, dice el Señor, y consumaré para con la casa de Israel y para con la casa de Judá un nuevo pacto; no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé por la mano para sacarlos de la tierra de Egipto: Porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo los menosprecié, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que ordenaré a la casa de Israel, después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en el alma de ellos, y sobre el corazón de ellos las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo. Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor: porque todos me conocerán, desde el menor de ellos hasta el mayor. Porque seré propicio a sus injusticias, y de sus pecados y de sus iniquidades no me acordaré más. El autor concluye exponiendo que al decir nuevo pacto, dio por viejo al primero; y lo que es dado por viejo y se envejece, cerca está de desvanecerse.

Estas citas bíblicas revelan con perfecta claridad, que los santos mandamientos no fueron abolidos con el antiguo pacto, sino que pasaron a formar parte del Nuevo, aunque con alguna variante en el método de su aplicación. Esta variante consiste en la determinación de Dios de escribir estos preceptos no en tablas de piedra como lo hizo, primeramente, sino en el corazón y en el alma de los creyentes.

La prueba más evidente que podamos encontrar para convencernos de la vigencia de estos mandamientos en el Nuevo Pacto, consiste en el reiterado señalamiento de las Escrituras del Nuevo Testamento, con respecto a la observancia de los mismos. Por lo que es evidente, que los mandamientos de Dios no han perdido el efecto de su vigencia, sino que son confirmados en el nuevo pacto bajo la legislación de una dispensación perfecta. Porque bajo la antigua dispensación, estos solo constituían una ley externa para mostrar el pecado, prevenir al hombre de él y condenarlo en caso de transgresión. Por eso el apóstol Pablo, según 51Segunda de Corintios capítulo 3: versículos 6 al 9, le llama “el ministerio de muerte” y “el ministerio de condenación”. Porque bajo aquella dispensación, la violación de cualquiera de la mayoría de estos mandamientos implicaba irremisiblemente la pena de muerte. Véanse algunos ejemplos al respecto, en 51Levítico capítulo 20: versículos 8 al 10; 51Éxodo capítulo 21: versículos 12 al 17; capítulo 35: versículos 2 y 3; y 51Deuteronomio capítulo 13: versículos 6 al 11. Se sabe que existían alrededor de 35 transgresiones de la ley en las que se aplicaba la pena capital.

Según el nuevo pacto los efectos de la gracia divina nos hacen libres de aquella terrible situación, porque el Mesías murió en lugar de los transgresores, mientras que los santos mandamientos estarán impresos en los sentimientos y en la conciencia de los creyentes. El temor de Dios será puesto en sus corazones por el Espíritu Santo, y Él les ayudará a sentir un profundo amor por su observancia, tal como se expresara el salmista:

51Salmos 119: versículos 97, 103 y 104: "¡Cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. 103¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca; 104De tus mandamientos he adquirido inteligencia: Por tanto he aborrecido todo camino de mentira."

No obstante, un detalle fundamental que necesitamos tomar en cuenta en este estudio consiste en que en las Escrituras del Nuevo Testamento se suele hacer mención de la ley refiriéndose de forma generalizada al conjunto de leyes bíblicas contenidas en el Pentateuco, sin hacer referencia específicamente a aquella que concierne al tema correspondiente. Sin embargo, es claramente razonable que cuando la mención es hecha en sentido calificativo se está refiriendo a las leyes vigentes, principalmente a las de carácter moral como los mandamientos de Dios. Mientras que, si la mención es hecha en sentido de descalificación, se está refiriendo a las leyes de carácter ritual, las cuales quedaron sin efecto por tratarse de leyes temporales sustituidas por el sacrificio del Mesías.

Este es el caso de la mención hecha por el apóstol Pablo, según la declaración de los pasajes que expondremos a continuación, en los que hace alusión a la ley bajo los términos de una compleja exégesis, aplicada en su deliberación acerca de la ley y la gracia. De manera que parece indicar que la observancia de los mandamientos de Dios no tiene vigencia para los creyentes en Yeshúa. Como ejemplo de ellos veamos los siguientes:

51Romanos capítulo 7: versículo 6: "Mas ahora estamos libres de la ley, habiendo muerto a aquella en la cual estábamos detenidos, para que sirvamos en novedad de espíritu, y no en vejez de letra."

51Romanos capítulo 10: versículo 4: "Porque el fin de la ley es Cristo [el Mesías], para justicia a todo aquel que cree."

51Gálatas capítulo 2: versículo 16: "Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo [Yeshúa el Mesías], nosotros también hemos creído en Jesucristo [YM], para que fuésemos justificados por la fe de Cristo [el Mesías], y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada".

En este caso, es evidente que la mención hecha acerca de “la ley”, en sentido de descalificación o invalidez, se refiere sin lugar a dudas al aspecto ritual de la misma. Por lo cual, cuando usted se encuentre con pasajes como estos y otros semejantes, para evitar las confusiones o dudas que le puedan causar la complejidad de su interpretación, vea los pasajes que se reflejan a continuación; los cuales nos proveen una exégesis sencillamente clara y completamente lógica, aplicada igualmente por el apóstol Pablo:

51Romanos capítulo 3: versículo 31: "¿Luego deshacemos la ley por la fe? En ninguna manera; antes establecemos la ley".

51Romanos capítulo 6: versículo 14 y 15: "Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. 15¿Pues qué? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo de la ley, sino bajo de la gracia? En ninguna manera".

51Romanos capítulo 6: versículo 12 y 13: "No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que le obedezcáis en sus concupiscencias; 13Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado por instrumentos de iniquidad; antes presentaos a Dios como vivos de los muertos, y vuestros miembros a Dios por instrumentos de justicia".

51Primera de Timoteo capítulo 1: versículos 9 al 11: "Conociendo esto, que la ley no es puesta para el justo, sino para los injustos y para los desobedientes, para los impíos y pecadores, para los malos y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10Para los fornicarios, para los sodomitas, para los ladrones de hombres, para los mentirosos y perjuros, y si hay alguna otra cosa contraria a la sana doctrina; 11Según el evangelio de la gloria del Dios bendito, el cual a mí me ha sido encargado."

En estos últimos pasajes citados, así como en los tres anteriores, se pone de manifiesto la forma generalizada usada por el apóstol Pablo para referirse a la ley, sin hacer mención específicamente de aquella que concierne al tema de referencia, tal como lo expusimos anteriormente.

No obstante, es evidentemente claro, que cuando el Apóstol declara que no estamos bajo la ley se refiere precisamente al aspecto ritual comprendido en ella. Por otro lado, si no podemos pecar, aun estando bajo la gracia y no bajo la ley, entonces lógicamente hay que guardar los mandamientos de Dios para poder mantenerse apartados del pecado.

Nótese que, en el último de estos pasajes, el apóstol Pablo declara que la ley no es puesta para el justo, sino para los injustos y desobedientes. Evidentemente, quiere decir que nosotros los creyentes en Yeshúa, el Mesías, somos justos porque hemos sido justificados por la fe en Él. Por lo tanto, ya no somos estimados como injustos y desobedientes, ni como impíos y pecadores, según la relación descrita en ese pasaje porque ahora andamos conforme a la santa doctrina, según el evangelio de la gloria del Dios bendito que a Pablo le había sido encargado. El cual ha llegado hasta nosotros a través de los escritos sagrados. Entre sus enseñanzas se hace claro énfasis en la observancia de los mandamientos de Dios. Por ende, podemos asumir que la mención hecha acerca de la ley, en este caso, se refiere al aspecto moral de la misma. Esta forma parte esencial de las normas de conducta de toda persona que ha creído en Yeshúa el Mesías y su corazón ha sido renovado por la obra gloriosa del Espíritu Santo.

Ahora bien, en cuanto a la observancia de los mandamientos de Dios, señalada en el Nuevo Testamento, existen varias referencias que tomaremos en consideración. Entre ellas tenemos la respuesta de Yeshúa al Joven rico según 51Mateo capítulo 19: versículo 17 donde a su interrogante, el Señor le dijo: …y si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Así también en 51Juan capítulo 14: versículos 15 y 21 Él expresó: Si me amáis, guardad mis mandamientos; el que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquél es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Además, en 51Juan capítulo 15: versículo 10 el Señor indicó: Si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor.

El apóstol Pablo refiere en 51Corintios capítulo 7: versículo 19, que la circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es; sino la observancia de los mandamientos de Dios.

El apóstol Pedro nos habla en 51Segunda de Pedro capítulo 2: versículo 21, que mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, tornarse atrás del santo mandamiento que les fue dado.

El apóstol Juan expresa en 51Primera de Juan capítulo 2: versículos 3 y 4: En esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. El que dice, yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él. Y en 51Primera de Juan capítulo 5: versículos 2 y 3 dice: En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son penosos.

Así también en el libro de Apocalipsis, según 51Apocalipsis capítulo 12: versículo 17, dice que el dragón fue airado contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Yeshúa el Mesías. Además, en 51Apocalipsis capítulo 14: versículo 12, declara diciendo: Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús. [Yeshúa].

Para concluir, según 51Apocalipsis capítulo 22: versículo 14 declara bienaventurados a los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad.

Además del señalamiento reflejado en algunos de estos pasajes, con respecto a la observancia de los mandamientos de Dios, pueden apreciarse otros aspectos esenciales que tomaremos en consideración. Uno de ellos consiste en que el que guarda los mandamientos de Dios es el que lo ama. Esta declaración revela con perfecta claridad, que la observancia de los mandamientos divinos es el fruto evidente del amor a Dios.

Otro de los aspectos fundamentales reflejado en estos pasajes bíblicos consiste en la evidencia de un grupo existente, compuesto obviamente por la totalidad de los salvados, los cuales guardan los mandamientos de Dios contiguamente a la fe de Yeshúa.

Parte 2. Análisis acerca de la vigencia de otros mandamientos y ordenanzas de la Ley: Acerca de las demás leyes es evidente que mientras algunas de ellas han perdido totalmente el efecto de su vigencia con el nuevo pacto, otras sin embargo, son aplicables a los seguidores del Mesías.

Para una mejor comprensión acerca de ello, será necesario entrar en consideración de algunos detalles de carácter histórico, social y cultural, con el respaldo de las Sagradas Escrituras.

Está históricamente probado que, desde tiempos muy antiguos, las diferentes sociedades humanas: tribus, naciones, reinos, etc, han creado sus propias leyes por las cuales se han regido en los diferentes órdenes de la vida, como el moral, el social y en algunos casos el religioso. Entre estas leyes se conocen el famoso Código de Hammurabi, las leyes romanas, las egipcias y otras. El pueblo hebreo, elegido por Dios como pueblo suyo, tuvo su origen entre los caldeos y cananeos, alcanzando una formación cultural más elevada entre los egipcios. No obstante, siendo el pueblo elegido, por tratarse de la descendencia de Abraham, Dios lo liberó de la esclavitud de Egipto y lo convirtió en una nación independiente. Ahora necesitaban tener sus propias leyes por las cuales regirse. Debido a ello, siendo Dios su único Rey, en su sabiduría infinita les promulgó una serie de leyes de acuerdo con los principios de su voluntad divina, las cuales los conducirían por el camino de la justicia y de la verdad. La mayoría de ellas se encuentran coleccionadas en los 51capítulos 20 al 23 de Éxodo y 51Levítico capítulos 11, 13, 14 y 23, entre otras. Para un mayor enriquecimiento de conocimiento de este tema, el estudiante debe leer todos los capítulos contenidos en esta sugerencia, como complemento esencial de este estudio. De manera que, Moisés el legislador de dicho pueblo, además de haber recibido de Dios los Santos Mandamientos escritos en dos tablas de piedra, escribió también las demás leyes en un libro por separado. Veamos lo que nos dice al respecto el siguiente pasaje bíblico:

51Éxodo capítulo 24: versículos 4 y 7: "Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová [del Señor], y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel. 7Y tomó el libro de la alianza, y leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová [el Señor] ha dicho, y obedeceremos."

Según la interpretación dada por el 30doctor Willmington, estas leyes se dividen en tres códigos principales, aceptados por la mayoría de los creyentes en Yeshúa:

1. Código moral: Este comprende los Diez Mandamientos, conocidos también como el Decálogo divino. [El mismo incluye todo lo relacionado con los demás aspectos morales contenidos en la ley].

2. Código espiritual: Esta sección incluye las siete fiestas judías y las cinco ofrendas levíticas, todas las cuales prefiguran al Mesías y su completa redención. [En la misma están contenidas las leyes rituales y ceremoniales].

3. Código social: Este abarca aquellas leyes o normas que regulaban en Israel la higiene o sanidad pública, la alimentación y otras.

Ya hemos comprobado la vigencia del código moral o de los Diez Mandamientos para los seguidores del Mesías, según el nuevo pacto. Por lo cual, para nuestra comodidad en el estudio de esta serie de leyes, procederemos a considerar el código social, antes de entrar en consideración del espiritual.

Además de las regulaciones de la sanidad pública y de la alimentación, mejor conocidas como leyes sanitarias o de salubridad, es evidente que el código social bíblico comprende también leyes civiles y criminales.

En cuanto al legado relacionado con las leyes criminales y civiles, dadas bíblicamente a la nación de Israel, es lógico que estas no sean aplicables en la dispensación del nuevo pacto, el cual es de carácter universal. Las mismas eran leyes específicas para dicho pueblo. Las otras naciones ya tenían sus leyes decretadas por sus propios legisladores, por las cuales tienen que regirse obligatoriamente todos sus ciudadanos. Mientras que es inconcebible que se le permita a solo un grupo de personas, sustituir las leyes naturales de un país determinado por otras diferentes de ellas.

Con relación a las leyes sanitarias o de salubridad pública, especialmente las relativas al cuidado del contagio de la lepra y de otras enfermedades transmisibles, estas tampoco tienen aplicación al cristianismo universal, sino bajo determinadas variantes en el método empleado para ello. Cada pueblo tiene sus propios medios establecidos para controlar esta situación y no es necesario establecer el de otros. En lo relativo a la ley de salubridad alimenticia descrita en el 51capítulo 11 de Levítico, la gran mayoría de las Iglesias cristianas, apoyadas en la declaración de varios pasajes del Nuevo Testamento y en el hecho de que en el mismo no se refleja literalmente escrito en forma clara y consistente la vigencia de su observancia, la consideran abolida o sin efecto para el cristianismo.

Sin embargo, seguidores legítimos del Mesías, sostienen la convicción de que esta debe ser aplicable universalmente al nuevo pacto, por cuanto es una práctica sana, que no interfiere con las leyes de ningún país, ni afecta en lo absoluto al resto de la sociedad. Por el contrario, es favorable para la salud y diferencia al pueblo de Dios como santo, limpio y puro, libre de contaminación, aun en el orden alimenticio.

Ahora bien, con respecto al código espiritual será necesario entender que entre las cinco ofrendas levíticas están comprendidas las leyes rituales. Sabemos que todas ellas quedaron sin efecto con el nuevo pacto, por cuanto prefiguraban al Mesías y fueron sustituidas por su sacrificio en la cruz, donde se inmoló a sí mismo para redimirnos de nuestra condición pecaminosa.

Con respecto a las fiestas judías comprendidas también en el código espiritual, el 30doctor Willmington declara que, según sus efectos simbólicos, estas se refieren, unas a la conmemoración de las creaciones de Dios, mientras que otras prefiguraban al Mesías y su obra redentora. La mayoría de los teólogos cristianos sostienen que las mismas, según el reflejo de las Sagradas Escrituras, habiendo sido ordenadas por Dios al pueblo hebreo, se celebraban en fechas específicas en conmemoración de diferentes acontecimientos relacionados absolutamente con dicho pueblo. Por lo cual, asumen que estas no tienen nada que ver con el nuevo pacto aplicado a los gentiles. Los judíos convertidos al Mesías, sin embargo, están en todo su derecho de continuar con la celebración de estas fiestas de carácter conmemorativo, pues ellos siguen siendo hebreos por naturaleza. Así también, los creyentes en Yeshúa de cualquier otra nacionalidad que quieran confraternizar con los judíos convertidos, y deseen celebrar dichas fiestas, están en plena libertad de hacerlo. Pero señalan que dichas celebraciones deben ser consideradas desde el punto de vista conmemorativo solamente, por cuanto, según lo dan a entender las Escrituras en 51Colosenses capítulo 2: versículos 13, 14 y 16, las mismas no tienen aplicación requerida para el plan de la salvación según el nuevo pacto.

No obstante, la mayoría de los observadores de estas festividades, alegan que su acatamiento es esencial para todo creyente en Yeshúa, debido a que su simbolismo no se ha cumplido en su totalidad, sino hasta el segundo advenimiento de nuestro Mesías. Vea  simbolismos.

Un importante detalle de la historia de la Iglesia del siglo II declara que San Aniceto, obispo de Roma (155 al 166 d. C.), en su obstinado intento de separarse del judaísmo en sus prácticas doctrinales incluyendo la observancia del sábado, decidió cambiar la fecha de la celebración de la Pascua hebrea para los cristianos. Por tal de no tener que someterse a los judíos a fin de conocer la fecha en que le correspondía la celebración a los del occidente, debido a la diferencia de su calendario con el hebreo. Esta determinación no fue aceptada por las Iglesias de la parte oriental del Imperio. Pero Víctor I (189 al 199 d. C.), optó por excomulgar a todos aquellos cristianos que no se acogieran a las determinaciones del liderazgo eclesiástico de Roma y continuaran celebrando la Pascua en la misma fecha de los judíos. Todo lo cual indica claramente que, en esa época, la Iglesia celebraba aún las festividades judeocristianas.

Escuche al doctor Mario Javier Sabán con los detalles históricos: solo toque este enlace.

No obstante, en relación con el tema, el apóstol Pablo se dirige a los gentiles convertidos al evangelio diciendo:

"Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os vivificó juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. 14Rayendo la cédula de los ritos que nos era contraria, que era contra nosotros, quitándola de en medio y enclavándola en la cruz; 16Por tanto, nadie os juzgue en comida, o en bebida, o en parte de día de fiesta, o de nueva luna, o de sábados". 51(Colosenses capítulo 2: versículos 13, 14 y 16).

Este es uno de los pasajes del Nuevo Testamento, en el cual se apoyan la mayoría de los cristianos para alegar que tanto la observancia de la ley de salubridad alimenticia, como la del sábado, quedaron sin efecto para el cristianismo.

Los creyentes en el Mesías, observadores de dichos mandamientos, sostienen que, no obstante a lo determinado en el decreto apostólico, según veremos al final de esta lección, este pasaje, sin embargo, no se refiere a la ley de salubridad alimenticia, ni al sábado del séptimo día. Por cuanto, Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, traductores de nuestra versión de la Biblia al español, eran de origen católico, dotados de un elevado conocimiento teológico, y no eran observadores de estos preceptos, sin embargo, su especificación en el versículo 14 de este pasaje, según su propia exégesis dice: Rayendo la cédula de los ritos que nos era contraria. Evidentemente según nuestro análisis del tema, ninguno de estos dos aspectos era de carácter ritual.

Veamos, por lo tanto, lo que nos dice el pasaje siguiente:

51Hebreos capítulo 9: versículos 8 al 10: "Dando en esto a entender el Espíritu Santo, que aun no estaba descubierto el camino para el santuario, entre tanto que el primer tabernáculo estuviese en pie. 9Lo cual era figura de aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios que no podían hacer perfecto, cuanto a la conciencia, al que servía con ellos; 10Consistiendo sólo en viandas y en bebidas, y en diversos lavamientos, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de la corrección."

En este pasaje, es evidente que el autor del libro A los Hebreos, se refiere a viandas y bebidas comprendidas en actividades rituales que nada tienen que ver con la ley de salubridad alimenticia, relacionada en 51Levítico capítulo 11.

Es cierto según 51Levítico capítulo 23: versículos 1 al 3, que el sábado tradicional correspondiente al séptimo día, aparece relacionado entre las demás fiestas solemnes o solemnidades de Jehová [del Señor], en las cuales se debía hacer santa convocación con todo el contenido ceremonial concerniente. Pero nótese que esta no es una festividad que esté simbólicamente relacionada con el sacrificio de nuestro Redentor. Tampoco era una festividad de carácter conmemorativo relacionada absolutamente con el pueblo hebreo, sino en homenaje a la creación del universo. Por lo cual, se asume que su celebración debe ser de carácter permanente en honor a Dios y sus actividades creativas, como lo más grandioso que el ser humano pueda conmemorar. En ellas se encuentra el origen de la vida y de todas las maravillas de su creación divina.

El criterio de los teólogos más conservadores, por ende, es que los sábados aludidos por el Apóstol en el pasaje referido a los colosenses son los comprendidos en las festividades judías, descritas en 51Levítico capítulo 23: versículos 23, 24 y 39. Estos eran sábados rituales, los cuales podían coincidir con cualquier día de la semana, según se puede apreciar en estas citas y que nada tienen que ver con el reposo del séptimo día, señalado en los Diez Mandamientos. Pues estos no están comprendidos en el código espiritual que contiene las festividades judías, así como las leyes rituales y ceremoniales aplicadas a las ofrendas levíticas, sino en el código moral de Dios.

Reitero, que en el versículo 14 del pasaje a los colosenses dice claramente: …“Rayendo la cédula de los ritos que nos era contraria”… Si este pasaje no hiciera esa mención con tanta claridad, habría que admitir sin lugar a dudas, que el Apóstol se estaba refiriendo tanto al sábado del séptimo día, como a los alimentos cotidianos. Pero lo cierto es, que la frase referida marca la diferencia.

Conclusión: Es evidente que los cambios más resaltantes reflejados en el Nuevo Pacto con relación al Antiguo, consistieron en dos grandes transiciones que se basan en lo siguiente:

1. Un nuevo orden sacerdotal: Un sacerdocio inmutable, según el orden de Melchîsedech, asignado a un descendiente de la tribu de Judá, en lugar de la tribu de Leví.

2.  Un cambio necesario en la ley según 51Hebreos capítulo 7: versículo 12:

a) Un solo sacrificio por el pecado, mediante la inmolación del Hijo de Dios en la cruz del Calvario, con el cual hizo perfectos para siempre a los santificados, en lugar de muchos sacrificios de animales que no podían hacer perfecto al hombre. Instituyendo así la salvación por gracia, sin necesidad de la observancia de las leyes rituales, ni de sus prácticas relativas.

b) La circuncisión del corazón mediante el despojamiento de los malos pensamientos y sentimientos de pecado, por los efectos de la obra renovadora del Espíritu Santo, en lugar de la circuncisión física o carnal. Aunque el decreto se mantenga vigente para los hebreos.

c) La aplicación de los mandamientos divinos escritos en el corazón del hombre, igualmente mediante la obra renovadora del Espíritu Santo, en lugar de leyes de carácter externo, escritas solo en tablas de piedra.

d) En lugar de la muerte irremisible por la transgresión de ciertos mandamientos, quedó establecido el indulto del transgresor arrepentido, habiendo muerto el Hijo de Dios en lugar suyo.

Evidentemente, estos cambios eran necesarios en la ley, tal como lo declara 51Hebreos capítulo 7: versículo 12. Por lo cual, el apóstol Pablo se refirió en ocasiones a la misma en sentido de descalificación. Según lo hemos podido apreciar en algunos de los pasajes leídos, dando a entender con ello que el aspecto ritual que la caracterizaba no constituía el plan perfecto para el hombre. Por ello, fueron necesarios los cambios señalados, preconcebidos por Dios desde la eternidad misma.

No obstante, hay un detalle muy importante que aclarar aquí, y es que estos cambios fueron absolutamente predeterminados por Dios y revelados en su Santa Palabra, tal como lo hemos podido comprobar a través de este estudio. Por lo cual, lo único que faltaba era que los líderes del judaísmo, establecido por Dios como la única religión de prevalencia oficial, hubieran creído en el Nazareno y lo hubieran aceptado como el Mesías sufriente según la profecía de 51Isaías capítulo 53: versículos 4 al 6, tal como lo habían entendido algunos estudiosos de las Escrituras, entre ellos Felipe, según lo revela 51Hechos capítulo 8: versículos 26 al 39. De haber ocurrido así, ellos hubieran podido entender y aceptar también los cambios que dieron lugar al establecimiento del Nuevo Pacto. Y el judaísmo sería la religión oficial prevalente bajo un nuevo método litúrgico.

Sin embargo, vale aclarar que los líderes principales del judaísmo eran los sacerdotes liderados por el Sumo Pontífice, pero en tiempos de Cristo ya no ejercía el sacerdocio inicial puesto por Dios según su santa ley. Según el 67doctor Mario Javier Sabán, historiador judío, en el siglo segundo antes del Mesías, los macabeos echaron del templo a los sacerdotes originales y pusieron los suyos propios. Estos eran conocidos como los saduceos, sacerdotes corruptos, adictos a cualquier régimen político que gobernara sobre Israel. Por las  64evidencias históricas se sabe que Anás y Caifás, Sumos Pontífices, eran saduceos, los cuales fueron promotores del enjuiciamiento del Mesías y de las primeras persecuciones de los discípulos. Debido a que ellos como líderes, teniendo el poder y la autoridad religiosa no creyeron en el Nazareno, ni lo aceptaron como el enviado de Dios, no pudieron entender ni aceptar tampoco los cambios ocurridos. Por lo cual, su sacerdocio quedó sin efecto por designio divino. Tal como les dijo el Mesías en 51Mateo capítulo 21: versículo 43: "Por tanto os digo, que el Reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que haga los frutos de él." Lo cierto es que, alrededor de cuarenta años después de eso, en el (70 d. C)., el templo fue destruido por los romanos y hasta los días actuales no se ha podido ofrecer más sacrificios de animales por el pecado, ni ha habido lugar para más funciones sacerdotales. 73Para ver relevantes detalles al respecto solo toque este enlace. Como resultado consecuente, todos los deberes y responsabilidades que debieron aceptar ellos, de ministrar el evangelio del Nuevo Pacto a la humanidad, los asumió la comitiva de seguidores del Mesías que posteriormente, con la conversión de los gentiles alrededor del 40 d. C., se les llamó cristianos en menciones aisladas, según 51Hechos capítulo 11: versículo 26; capítulo 26: versículo 28; y 51Primera de Pedro capítulo 4: versículo 16.  Pero no fue, sino hasta los siglos siguientes, cuando se les llamó definitivamente Iglesia cristiana.

 Para ver detalles acerca de los Saduceos, solo toque este enlace.

Ahora bien, debido a que al apóstol Pablo le había sido encargada la administración del evangelio a los gentiles, y al hecho de las grandes limitaciones que tenía para predicar en las sinagogas de la diáspora por el rechazo y persecución de parte de sus lideres, encontramos diferentes grupos de creyentes que se reunían en las casas de algunos de ellos. Ver 51Romanos capítulo 16: versículo 5; 51Colosenses capítulo 4: versículo 15; y 51Filemón capítulo 1: versículo 2. Además, se asume que él, como rabino reconocido, con un profundo conocimiento de la ley, estaba en todo su derecho de crear su propia sinagoga o lugar de reunión, de haber sido necesario, como lo hacían otros rabinos. Así como aplicar las enseñanzas de las Escrituras con mayor o menor rigor según su propia interpretación como lo hicieron Hilel, Shamai y otros anteriores a ellos. Pablo, como estratega de las Escrituras, define a los creyentes gentiles como herederos de la fe de Abraham 51(Gálatas capítulo 3: versículos 6 al 9), quien recibió las promesas estando aún en la incircuncisión. Él se refiere a la circuncisión de Abraham como el sello de la justicia que le fue conferida por su fe 51(Romanos capítulo 4: versículos 9 al 12). Todo lo cual dio lugar a su concepción del bautismo de los gentiles convertidos sin la circuncisión de la carne, sino del corazón. Tomando también como base, la referencia de la ley según 51Deuteronomio capítulo 30: versículo 6. Además del caso de la conversión y bautismo de Cornelio y del eunuco etíope. Luego se llevó a efecto la aprobación del asunto en el primer concilio de la Iglesia en Jerusalem, en el año 50 de nuestra era. Donde Jacobo el hermano del Señor, en unanimidad con Pedro y los demás apóstoles, se basaron en el método del judaísmo rabínico, que aceptaban a los gentiles que observaran los principios que ellos llaman “las leyes noájidas”, en las cuales no estaba incluida la circuncisión. Algunos sabios judíos han concebido que, para estos, así como para Noé su principal ascendiente, hay un lugar en el mundo venidero. El objetivo del judaísmo, sin embargo, era que con su participación en las sinagogas cada sábado, estos recibieran las instrucciones de la ley de Moisés hasta que decidieran acogerse a ella completamente. Mientras tanto, eran calificados como temerosos de Dios, como lo era Cornelio el centurión romano. Y no se les aplicaba el bautismo. 

Pero lo cierto es que, a través de este método, Dios preparaba el plan que abrió las puertas para la aceptación de los gentiles convertidos por medio de la fe en el Mesías. Esto fue confirmado por el derramamiento del Espíritu Santo sobre Cornelio y los suyos, quienes evidentemente no observaban toda la ley. Pero el apóstol Pedro los bautizó, confirmando así su aceptación como integrantes de la congregación de los creyentes en el Mesías, así como lo hizo Felipe con el eunuco etíope. Por lo cual, la carta dirigida a los gentiles confirma que, tal determinación había parecido bien al Espíritu Santo y a ellos. Todo esto dio lugar a los primeros pasos de la separación entre el judaísmo y los creyentes en el Mesías.

Evidentemente, según Hch. 15: 19-29, confirmado en el capítulo 21 versículo 25, los apóstoles solo relacionaron cuatro aspectos como principios de las observancias requeridas para los gentiles. Pero lo cierto es, que Pablo y otros de ellos se encargaron de instruirlos posteriormente a través de sus epístolas, acerca de la observancia de los demás aspectos no mencionados en el decreto apostólico. Aunque mayormente hicieron énfasis en el aspecto interno de la ley como los principios morales. Como ejemplo de ello véase Col. 3: 5-14; Ga. 5: 19-22 y 1Co. 6: 9-11. Sin embargo, el aspecto externo de la ley, como la observancia del sábado, la ley de salubridad alimenticia y otras, son prácticas visibles en las cuales ellos mismos como judíos les daban ejemplo mediante su obediencia. Y por los detalles de la historia, sabemos que la mayoría siguieron su ejemplo, aunque no fuera una demanda prescrita para los gentiles en el decreto de referencia. Sin embargo, algunos creyentes se mantienen sumidos en la idea de que, el decreto apostólico se emitió solo como un inicio para los gentiles recién convertidos, no como un concepto al que se pudieran acoger con carácter definitivo. No obstante, mi noble objetivo mediante la exposición de dichos temas en este tratado, es demostrarle al lector mediante un estudio bien detallado, que estos, no han perdido el efecto de su vigencia para quienes puedan interesarse en su aceptación por amor a nuestro divino Creador. Por cuanto entendemos que, si Él demandó tales prácticas de los hebreos como su pueblo escogido, es porque su observancia es parte de su satisfacción y complacencia divina. 

Para su propio convencimiento acerca de este tema, obtenga detalles reveladores expuestos por el autor, con relación al fundamento doctrinal de su Iglesia en sus inicios. Para ello vea Resumen concluyente.

Para ver detalles acerca de las siete leyes noájidas, solo toque este enlace.

Escuche al doctor Mario Javier Sabán con el tema de los saduceos, fariseos, esenios, Hilel y Shamai. Para ello solo toque este enlace.

Escúchelo, además, con el tema del judaísmo de Pablo, donde aborda los detalles relacionados con el Concilio de Jerusalem. Solo este enlace.

Sugiero escucharlo a partir de la escala 31:00 de video.

Es muy importante que el lector entienda, que el historiador es un judío no creyente en Yeshúa como el Mesías. Y aunque conoce muy bien la teología judía, evidentemente no entiende mucho de la teología cristiana. Sin embargo, como investigador, tiene un vasto conocimiento del contexto histórico y cultural del cristianismo de los primeros siglos, lo cual es un aporte fundamental para el mejor entendimiento del tema en cuestión.

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