Segunda sección Análisis acerca de la vigencia de otros mandamientos y ordenanzas de la Ley: Acerca de las demás leyes es evidente que mientras algunas de ellas han perdido totalmente el efecto de su vigencia con el Nuevo Pacto, otras, sin embargo, pudieran ser aplicables al cristianismo.
Para una mejor comprensión acerca de ello, será necesario entrar en consideración de algunos detalles de carácter histórico, social y cultural, con el respaldo de las Sagradas Escrituras.
Está históricamente probado que, desde tiempos muy antiguos, las diferentes sociedades humanas: tribus, naciones, reinos, etc., han creado sus propias leyes por las cuales se han regido en los diferentes órdenes de la vida, como el moral, el social y en algunos casos el religioso. Entre estas leyes se conocen el famoso Código de Hammurabi, las leyes romanas, las egipcias y otras. El pueblo hebreo, elegido por Dios como pueblo suyo, tuvo su origen entre los caldeos y cananeos, alcanzando una formación cultural más elevada entre los egipcios. No obstante, siendo el pueblo elegido, por tratarse de la descendencia de Abraham, Dios lo liberó de la esclavitud de Egipto y lo convirtió en una nación independiente. Ahora necesitaban tener sus propias leyes por las cuales regirse. Debido a ello, siendo Dios su único Rey, en su sabiduría infinita les promulgó una serie de leyes de acuerdo con los principios de su voluntad divina, las cuales los conducirían por el camino de la justicia y de la verdad. La mayoría de ellas se encuentran coleccionadas en los 51capítulos 20 al 23 de Éxodo y 51Levítico capítulos 11, 13, 14 y 23, entre otras. Para un mayor enriquecimiento de conocimiento de este tema, el estudiante debe leer todos los capítulos contenidos en esta sugerencia, como complemento esencial de este estudio. De manera que, Moisés el legislador de dicho pueblo, además de haber recibido de Dios los Santos Mandamientos escritos en dos tablas de piedra, escribió también las demás leyes en un libro por separado. Veamos lo que nos dice al respecto el siguiente pasaje bíblico:
51Éxodo capítulo 24: versículos 4 y 7: "Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel. 7Y tomó el libro de la alianza, y leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos."
Según la interpretación dada por el 30doctor Willmington, estas leyes se dividen en tres códigos principales, aceptados por la mayoría de los creyentes en Jesucristo:
1. Código moral: Este comprende los Diez Mandamientos, conocidos también como el Decálogo divino. [El mismo incluye todo lo relacionado con los demás aspectos morales contenidos en la ley].
2. Código espiritual: Esta sección incluye las siete fiestas judías y las cinco ofrendas levíticas, todas las cuales prefiguran a Cristo y su completa redención.
[En la misma están contenidas las leyes rituales y ceremoniales].
3. Código social: Este abarca aquellas leyes o normas que regulaban en Israel la higiene o sanidad pública, la alimentación y otras.
Ya hemos comprobado la vigencia del código moral o de los Diez Mandamientos para los creyentes en Jesucristo, según el nuevo pacto. Por lo cual, para nuestra comodidad en el estudio de esta serie de leyes, procederemos a considerar el código social, antes de entrar en consideración del espiritual.
Además de las regulaciones de la sanidad pública y de la alimentación, mejor conocidas como leyes sanitarias o de salubridad, es evidente que el código social bíblico comprende también leyes civiles y criminales.
En cuanto al legado relacionado con las leyes criminales y civiles, dadas bíblicamente a la nación de Israel, es lógico que estas no sean aplicables en la dispensación del nuevo pacto, el cual es de carácter universal. Las mismas eran leyes específicas para dicho pueblo. Las otras naciones ya tenían sus leyes decretadas por sus propios legisladores, por las cuales tienen que regirse obligatoriamente todos sus ciudadanos. Mientras que es inconcebible que se le permita a solo un grupo de personas, sustituir las leyes naturales de un país determinado por otras diferentes de ellas.
Con relación a las leyes sanitarias o de salubridad pública, especialmente las relativas al cuidado del contagio de la lepra y de otras enfermedades transmisibles, estas tampoco tienen aplicación al cristianismo universal, sino bajo determinadas variantes en el método empleado para ello. Cada pueblo tiene sus propios medios establecidos para controlar esta situación y no es necesario establecer el de otros. En lo relativo a la ley de salubridad alimenticia descrita en el 51capítulo 11 de Levítico, la gran mayoría de las Iglesias cristianas, apoyadas en la declaración de varios pasajes del Nuevo Testamento y en el hecho de que en el mismo no se refleja literalmente escrito en forma clara y consistente la vigencia de su observancia, la consideran abolida o sin efecto para el cristianismo.
Sin embargo, seguidores legítimos del Mesías, sostienen la convicción de que esta debe ser aplicable universalmente al nuevo pacto, por cuanto es una práctica sana, que no interfiere con las leyes de ningún país, ni afecta en lo absoluto al resto de la sociedad. Por el contrario, es favorable para la salud y diferencia al pueblo de Dios como santo, limpio y puro, libre de contaminación, aun en el orden alimenticio.
Ahora bien, con respecto al código espiritual será necesario entender que entre las cinco ofrendas levíticas están comprendidas las leyes rituales. Sabemos que todas ellas quedaron sin efecto con el nuevo pacto, por cuanto prefiguraban a Cristo y fueron sustituidas por su sacrificio en la cruz, donde se inmoló a sí mismo para redimirnos de nuestra condición pecaminosa.
Con respecto a las fiestas judías comprendidas también en el código espiritual, el 30doctor Willmington declara que, según sus efectos simbólicos, estas se refieren, unas a la conmemoración de las creaciones de Dios, mientras que otras prefiguraban a Cristo y su obra redentora. La mayoría de los teólogos cristianos sostienen que las mismas, según el reflejo de las Sagradas Escrituras, habiendo sido ordenadas por Dios al pueblo hebreo, se celebraban en fechas específicas en conmemoración de diferentes acontecimientos relacionados absolutamente con dicho pueblo. Por lo cual, asumen que estas no tienen nada que ver con el nuevo pacto aplicado a los gentiles. Los judíos creyentes en Jesucristo, sin embargo, están en todo su derecho de continuar con la celebración de estas fiestas de carácter conmemorativo, pues ellos siguen siendo hebreos por naturaleza. Así también, los creyentes en Jesucristo, de cualquier otra nacionalidad que quieran confraternizar con los judíos convertidos, y deseen celebrar dichas fiestas, están en plena libertad de hacerlo. Pero señalan que dichas celebraciones deben ser consideradas desde el punto de vista conmemorativo solamente, por cuanto, según lo dan a entender las Escrituras en 51Colosenses capítulo 2: versículos 13, 14 y 16, las mismas no tienen aplicación requerida para el plan de la salvación según el nuevo pacto.
No obstante, la mayoría de los observadores de estas festividades, alegan que su acatamiento es esencial para todo creyente en Jesucristo, debido a que su simbolismo no se ha cumplido en su totalidad, sino hasta el segundo advenimiento de Jesucristo. Vea simbolismos.
Un importante detalle de la historia de la Iglesia del siglo II declara que San Aniceto, obispo de Roma (155 al 166 d. C.), en su obstinado intento de separarse del judaísmo en sus prácticas doctrinales incluyendo la observancia del sábado, decidió cambiar la fecha de la celebración de la Pascua hebrea para los cristianos. Por tal de no tener que someterse a los judíos a fin de conocer la fecha en que le correspondía la celebración a los del occidente, debido a la diferencia de su calendario con el hebreo. Esta determinación no fue aceptada por las Iglesias de la parte oriental del Imperio. Pero Víctor I (189 al 199 d.
C.), optó por excomulgar a todos aquellos cristianos que no se acogieran a las determinaciones del liderazgo eclesiástico de Roma y continuaran celebrando la Pascua en la misma fecha de los judíos. Todo lo cual indica claramente que, en esa época, la Iglesia celebraba aún las festividades judeocristianas.
Escuche al doctor Mario Javier Sabán con los detalles históricos: solo toque este enlace.
No obstante, en relación con el tema, el apóstol Pablo se dirige a los gentiles convertidos al evangelio diciendo:
"Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os vivificó juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. 14Rayendo la cédula de los ritos que nos era contraria, que era contra nosotros, quitándola de en medio y enclavándola en la cruz; 16Por tanto, nadie os juzgue en comida, o en bebida, o en parte de día de fiesta, o de nueva luna, o de sábados". 51(Colosenses capítulo 2: versículos 13, 14 y 16).
Este es uno de los pasajes del Nuevo Testamento, en el cual se apoyan la mayoría de los cristianos para alegar que tanto la observancia de la ley de salubridad alimenticia, como la del sábado, quedaron sin efecto para el cristianismo.
Los creyentes en Jesucristo, observadores de dichos mandamientos, sostienen que, no obstante a lo determinado en el decreto apostólico, según veremos al final de esta lección, este pasaje, sin embargo, no se refiere a la ley de salubridad alimenticia, ni al sábado del séptimo día. Por cuanto, Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, traductores de nuestra versión de la Biblia al español, eran de origen católico, dotados de un elevado conocimiento teológico, y no eran observadores de estos preceptos, sin embargo, su especificación en el versículo 14 de este pasaje, según su propia exégesis dice: Rayendo la cédula de los ritos que nos era contraria. Evidentemente según nuestro análisis del tema, ninguno de estos dos aspectos era de carácter ritual.
Veamos, por lo tanto, lo que nos dice el pasaje siguiente:
51Hebreos capítulo 9: versículos 8 al 10: "Dando en esto a entender el Espíritu Santo, que aun no estaba descubierto el camino para el santuario, entre tanto que el primer tabernáculo estuviese en pie. 9Lo cual era figura de aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios que no podían hacer perfecto, cuanto a la conciencia, al que servía con ellos; 10Consistiendo sólo en viandas y en bebidas, y en diversos lavamientos, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de la corrección."
En este pasaje, es evidente que el autor del libro A los Hebreos, se refiere a viandas y bebidas comprendidas en actividades rituales que nada tienen que ver con la ley de salubridad alimenticia, relacionada en 51Levítico capítulo 11.
Es cierto según 51Levítico capítulo 23: versículos 1 al 3, que el sábado tradicional correspondiente al séptimo día, aparece relacionado entre las demás fiestas solemnes o solemnidades de Jehová, en las cuales se debía hacer santa convocación con todo el contenido ceremonial concerniente. Pero nótese que esta no es una festividad que esté simbólicamente relacionada con el sacrificio de nuestro Redentor. Tampoco era una festividad de carácter conmemorativo relacionada absolutamente con el pueblo hebreo, sino en homenaje a la creación del universo. Por lo cual, se asume que su celebración debe ser de carácter permanente en honor a Dios y sus actividades creativas, como lo más grandioso que el ser humano pueda conmemorar. En ellas se encuentra el origen de la vida y de todas las maravillas de su creación divina.
El criterio de los teólogos más conservadores, por ende, es que los sábados aludidos por el Apóstol en el pasaje referido a los colosenses son los comprendidos en las festividades judías, descritas en 51Levítico capítulo 23: versículos 23, 24 y 39. Estos eran sábados rituales, los cuales podían coincidir con cualquier día de la semana, según se puede apreciar en estas citas y que nada tienen que ver con el reposo del séptimo día, señalado en los Diez Mandamientos. Pues estos no están comprendidos en el código espiritual que contiene las festividades judías, así como las leyes rituales y ceremoniales aplicadas a las ofrendas levíticas, sino en el código moral de Dios.
Reitero, que en el versículo 14 del pasaje a los colosenses dice claramente: …“Rayendo la cédula de los ritos que nos era contraria”… Si este pasaje no hiciera esa mención con tanta claridad, habría que admitir sin lugar a dudas, que el Apóstol se estaba refiriendo tanto al sábado del séptimo día, como a los alimentos cotidianos. Pero lo cierto es, que la frase referida marca la diferencia.
Conclusión: Es evidente que los cambios más resaltantes reflejados en el Nuevo Pacto con relación al Antiguo, consistieron en dos grandes transiciones que se basan en lo siguiente:
1. Un nuevo orden sacerdotal: Un sacerdocio inmutable, según el orden de Melchîsedech, asignado a un descendiente de la tribu de Judá, en lugar de la tribu de Leví.
2. Un cambio necesario en la ley según 51Hebreos capítulo 7: versículo 12:
a) Un solo sacrificio por el pecado, mediante la inmolación del Hijo de Dios en la cruz del Calvario, con el cual hizo perfectos para siempre a los santificados, en lugar de muchos sacrificios de animales que no podían hacer perfecto al hombre. Instituyendo así la salvación por gracia, sin necesidad de la observancia de las leyes rituales, ni de sus prácticas relativas.
b) La circuncisión del corazón mediante el despojamiento de los malos pensamientos y sentimientos de pecado, por los efectos de la obra renovadora del Espíritu Santo, en lugar de la circuncisión física o carnal. Aunque el decreto se mantenga vigente para los hebreos.
c) La aplicación de los mandamientos divinos escritos en el corazón del hombre, igualmente mediante la obra renovadora del Espíritu Santo, en lugar de leyes de carácter externo, escritas solo en tablas de piedra.
d) En lugar de la muerte irremisible por la transgresión de ciertos mandamientos, quedó establecido el indulto del transgresor arrepentido, habiendo muerto el Hijo de Dios en lugar suyo.
Evidentemente, estos cambios eran necesarios en la ley, tal como lo declara 51Hebreos capítulo 7: versículo 12. Por lo cual, el apóstol Pablo se refirió en ocasiones a la misma en sentido de descalificación. Según lo hemos podido apreciar en algunos de los pasajes leídos, dando a entender con ello que el aspecto ritual que la caracterizaba no constituía el plan perfecto para el hombre. Por ello, fueron necesarios los cambios señalados, preconcebidos por Dios desde la eternidad misma.
No obstante, hay un detalle muy importante que aclarar aquí, y es que estos cambios fueron absolutamente predeterminados por Dios y revelados en su Santa Palabra, tal como lo hemos podido comprobar a través de este estudio.
Por lo cual, lo único que faltaba era que los líderes del judaísmo, establecido por Dios como la única religión de prevalencia oficial, hubieran creído en el Nazareno y lo hubieran aceptado como el Mesías sufriente según la profecía de 51Isaías capítulo 53: versículos 4 al 6, tal como lo habían entendido algunos estudiosos de las Escrituras, entre ellos Felipe, según lo revela 51Hechos capítulo 8: versículos 26 al 39. De haber ocurrido así, ellos hubieran podido entender y aceptar también los cambios que dieron lugar al establecimiento del Nuevo Pacto. Y el judaísmo sería la religión oficial prevalente bajo un nuevo método litúrgico.
Sin embargo, vale aclarar que los líderes principales del judaísmo eran los sacerdotes liderados por el Sumo Pontífice, pero en tiempos de Cristo ya no ejercía el sacerdocio inicial conforme al orden establecido. Según el doctor Mario Javier Sabán, historiador e investigador judío, en el siglo segundo a. C., los macabeos echaron del templo a los sacerdotes originales y pusieron a los descendientes de Sadoc. Estos eran conocidos como los saduceos, sacerdotes corruptos, adictos a cualquier régimen político que gobernara sobre Israel. Por las 64evidencias históricas se sabe que Anás y Caifás, Sumos Pontífices, eran saduceos, los cuales fueron promotores del enjuiciamiento de Jesucristo y de las primeras persecuciones de los discípulos. Debido a que ellos como líderes, teniendo el poder y la autoridad religiosa no creyeron en el Nazareno, ni lo aceptaron como el enviado de Dios, no pudieron entender ni aceptar tampoco los cambios ocurridos. Por lo cual, su sacerdocio quedó sin efecto por designio divino. Tal como les dijo Cristo en 51Mateo capítulo 21: versículo 43: "Por tanto os digo, que el Reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que haga los frutos de él." Lo cierto es que, alrededor de cuarenta años después de eso, en el (70 d. C)., el templo fue destruido por los romanos y hasta los días actuales no se ha podido ofrecer más sacrificios de animales por el pecado, ni ha habido lugar para más funciones sacerdotales. 73Para ver relevantes detalles al respecto solo toque este enlace. Como resultado consecuente, todos los deberes y responsabilidades que debieron aceptar ellos, de ministrar el evangelio del Nuevo Pacto a la humanidad, los asumió la comitiva de seguidores del Mesías que posteriormente, con la conversión de los gentiles alrededor del 40 d. C., se les llamó cristianos en menciones aisladas, según 51Hechos capítulo 11: versículo 26; capítulo 26: versículo 28; y 51Primera de Pedro capítulo 4: versículo 16. Pero no fue, sino hasta los siglos siguientes, cuando se les llamó definitivamente Iglesia cristiana.
Para ver detalles acerca de los Saduceos, solo toque este enlace.