LECCIÓN NÚMERO 10
LECCIÓN NÚMERO 10 ETERNIDAD
Acerca de la eternidad de Dios, consideremos lo que dicen las Sagradas Escrituras:
51Deuteronomio capítulo 33: versículo 27: "El eterno Dios es tu refugio"...
51Salmos 10: versículos 16 al 18: " Jehová, Rey eterno y perpetuo: De su tierra fueron destruidas las gentes. 17El deseo de los humildes oíste, oh Jehová: Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído; 18Para juzgar al huérfano y al pobre, A fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra."
Otras menciones de las Sagradas Escrituras acerca de la eternidad de Dios, la encontramos en 51Salmos 135: versículo 13 donde el salmista se expresa diciendo: Oh Jehová, eterno es tu nombre; tu memoria, oh Jehová para generación y generación. Así también en 51Jeremías capítulo 10: versículo 10 dice: Mas Jehová Dios es la verdad; él es Dios vivo y Rey eterno: a su ira tiembla la tierra, y las gentes no pueden sufrir su saña. De igual manera en 51Génesis capítulo 21: versículo 33 declara que Abraham plantó un bosque en Beer-seba, e invocó allí el nombre de Jehová Dios eterno. Veamos además, la declaración del apóstol Pablo según 51Romanos capítulo 16: versículo 26: …Según el mandamiento del Dios eterno, declarado a todas las gentes para que obedezcan a la fe.
Dios es eterno. Esto quiere decir que Él no tiene principio de días, ni fin de vida. En este caso, es necesario también que hagamos una comparación con los demás seres existentes. La experiencia nos dice que todos los seres que pueblan nuestro universo son seres contingentes, o sea, que tienen principio y fin de existencia. Lo dicho está comprobado científicamente, todo ser que comienza a existir, a su debido tiempo finaliza su existencia y viceversa.
Como una prueba científica que demuestra la veracidad de este concepto, tenemos la desintegración del átomo. Algunos científicos de tendencia materialista afirman que la materia es eterna, no creada, sino que ha existido y existirá siempre. Sin embargo, la ciencia ha comprobado que con la desintegración del átomo la materia se transforma en energía y deja de existir como tal. Esto constituye, por ende, una prueba de que el atributo de la eternidad le pertenece solamente a Dios. Todo ello sin importar las nuevas especulaciones de los científicos modernos.
Este atributo está en estrecha relación con el de la existencia propia. Si Dios no fuera eterno tuvo que haber empezado a existir en algún momento, y para ello alguien tuvo que haberle dado la existencia. De ser así Él no sería Dios, como dijera antes, sino aquel otro que lo creó. Por cuanto, para que sea Dios es necesario que tenga existencia propia y eterna.
Es necesario tomar en consideración, además, que existen seres como los ángeles y otras órdenes celestiales, a quienes Dios creó con el fin de que permanezcan para siempre, o sea, para que sean eternos con relación al futuro, mientras que no lo son respecto al pasado, por lo que no es propio llamarles eternos, sino más bien imperecederos. Lo eterno propiamente dicho es aquello que no tiene principio ni fin, y esta propiedad pertenece solamente a Dios.