DOS PACTOS DE DIOS CON EL HOMBRE
DOS PACTOS DE DIOS CON EL HOMBRE
Introducción: Con relación a estos dos pactos de Dios, veamos lo que dicen las Sagradas Escrituras:
51Hebreos capítulo 8: versículos 8, 9 y 13: "Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, Y consumaré para con la casa de Israel y para con la casa de Judá un nuevo pacto; 9No como el pacto que hice con sus padres, El día que los tomé por la mano para sacarlos de la tierra de Egipto: Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo los menosprecié, dice el Señor. 13Diciendo, Nuevo pacto, dio por viejo al primero; y lo que es dado por viejo y se envejece, cerca está de desvanecerse."
La apreciación de un panorama completo de las Sagradas Escrituras, nos permite entender que el Antiguo Pacto de Dios con el hombre, constituyó un período transitorio de revelación teológica de vital importancia, que preparó el camino para conducirnos hacia el verdadero objetivo divino, que consistía en el Nuevo Pacto. Sin la existencia del antiguo, a la humanidad le hubiera sido muy difícil asimilar la manifestación del nuevo, por cuanto en aquel están asentadas todas las bases de carácter moral y religioso, además de una serie de declaraciones proféticas y de simbolismos rituales, tratados en teología como la tipología del Nuevo Pacto, que nos hablan con toda claridad del porvenir de este último y que en su totalidad dieron lugar al establecimiento del mismo. Por lo que este puede ser considerado como una sucesión lógica del pacto antiguo. Ahora bien, teniendo en cuenta la existencia de estos dos pactos y habiendo entendido que el antiguo no mantiene su vigencia total, tomaremos en consideración los distintos aspectos comprendidos en cada uno de ellos, para que podamos apreciar cuáles son sus diferencias y poder obtener así una convicción legítima acerca de las leyes que fueron abolidas y cuáles permanecen vigentes. Porque como dijera inicialmente, cuando un pacto, testamento o acuerdo, es cambiado por otro, no siempre se eliminan todos los elementos o componentes del mismo, sino que, en numerosos casos, algunos de estos pasan a formar parte activa del nuevo acuerdo, aunque bajo determinadas variantes.
Es por ello, que para establecer si un determinado aspecto comprendido en el Antiguo Pacto tiene vigencia o no en el Nuevo, es necesario que se haga alusión al mismo de forma clara y determinante, en los Escritos del Nuevo Testamento o en auténticos datos históricos comprendidos preferentemente en el período de la Iglesia primitiva.