YESHÚA EL MESÍAS Y REDENTOR DIVINO

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YESHÚA EL MESÍAS Y REDENTOR DIVINO

Bosquejo: Los pasajes bíblicos que se citan al inicio de este tema nos permitirán entender por qué fue necesaria la sustitución del medio de redención a través de los sacrificios de animales, por el sacrificio del Mesías, el Redentor Divino.

Otros aspectos que tomaremos en consideración, en relación con nuestro estudio cristológico son los siguientes:

a) Cómo se introdujo el Hijo de Dios en el mundo.

b) Características de su naturaleza divina y de su naturaleza humana.

c) Siendo el Mesías santo, limpio, puro y sin mancha llevó la carga de nuestros pecados.

d) Mediante Él podemos alcanzar la vida eterna.

Yeshúa el Mesías y Redentor divino: En esta ocasión retomamos nuevamente el estudio de la cristología, pero en este caso para considerar las actividades del Mesías, como Redentor de la humanidad.

Después del tema desarrollado bajo el título: “El fundamento de la fe en el Mesías el Hijo de Dios”, este es el próximo aspecto comprendido en los principios de esa preciosa fe, que abordaremos en este tratado. No olvide que el medio de redención a través del sacrificio de animales era solo un prototipo del sacrificio del Mesías, algo temporal, hasta que llegara el tiempo propicio para su manifestación, cuyo sacrificio incluye la remisión de todos los pecados, no solo de los integrantes del pueblo de Dios, sino de todos los seres humanos que quieran formar parte de dicho pueblo para ser salvos. Por cuanto Él murió en lugar del culpable sin excepción de personas. Tomemos en consideración el siguiente pasaje de las Escrituras:

51Hebreos capítulo 10: versículos 1 al 6 y 9 al 14: "Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se allegan. 2De otra manera cesarían de ofrecerse; porque los que tributan este culto, limpios de una vez, no tendrían más conciencia de pecado. 3Empero en estos sacrificios cada año se hace conmemoración de los pecados. 4Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. 5Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y presente no quisiste; Mas me apropiaste cuerpo: 6Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. 9Entonces dijo: Heme aquí para que haga, oh Dios, tu voluntad. Quita lo primero, para establecer lo postrero. 10En la cual voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo [Yeshúa el Mesías] hecha una sola vez. 11Así que, todo sacerdote se presenta cada día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados: 12Pero éste, habiendo ofrecido por los pecados un solo sacrificio para siempre, está sentado a la diestra de Dios, 13Esperando lo que resta, hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies. 14Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados."

Véase, además, 51Juan capítulo 3: versículo 16; capítulo 4: versículos 41 y 42. Y capítulo 6: versículos 48 al 51.

Inciso a): Veamos ahora cómo se introdujo el Hijo de Dios en el mundo. El evangelista Lucas, fiel seguidor de las enseñanzas de Yeshúa y apasionado misionero entre los seguidores del Mesías; evidentemente, muy lejos aún de los efectos históricos de la influencia del paganismo en la Iglesia, según su versión fundamentada en su investigación de los hechos, nos relata el origen de los acontecimientos relacionados con el nacimiento del Mesías. En su narrativa nos explica que, el ángel Gabriel fue enviado de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David: y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel a donde estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo: bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación fuese esta. Entonces el ángel dijo: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios. Y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre Jesús [Yeshúa]. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre: Y reinará en la casa de Jacob por siempre; y de su reino no habrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? porque no conozco varón. Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra; por lo cual también lo Santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 51(Lucas capítulo 1: versículos 26 al 35).

El acontecimiento narrado en el siguiente pasaje bíblico, evidencia el cumplimiento de las palabras del ángel a María [Míriam]:

51Lucas capítulo 2: versículos 8 al 11: "Y había pastores en la misma tierra, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su ganado. 9Y he aquí el ángel del Señor vino sobre ellos, y la claridad de Dios los cercó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10Mas el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo [el Mesías] el Señor."

De esta manera, el Hijo preexistente vino a formar parte del género humano, produciéndose así una unión de la naturaleza divina con la naturaleza humana, dando lugar a un nuevo orden de vida absoluto en Él: un Ser Teantrópico (divino humano).

Inciso b): Estas características de su naturaleza eran fundamentales en aquel que había de ser el Redentor de la humanidad. Pues de no haber sido partícipe la naturaleza humana, no le hubiese sido posible redimir a la humanidad de la culpabilidad del pecado, por cuanto era necesario que muriera derramando su sangre por ella. Si su naturaleza hubiese sido solamente divina no hubiese podido morir, debido a sus características, ya que esta es espiritual y por ende inmortal. No obstante, gracias también a su naturaleza divina pudo redimir a la humanidad, siendo Él sin pecado, pudiendo llevar así a efecto su propia resurrección, tal como lo expresara en 51Juan capítulo 10: versículos 17 y 18, diciendo: Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, mas yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

La característica de su naturaleza humana hizo posible, además, que el Mesías experimentara en carne propia la triste condición del ser humano para que pudiera compadecerse de todos. Al respecto consideremos lo que nos dicen las Santas Escrituras:

51Hebreos capítulo 2: versículos 16 al 18: "Porque ciertamente no tomó a los ángeles, sino a la simiente de Abraham tomó. 17Por lo cual, debía ser en todo semejante a los hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel Pontífice en lo que es para con Dios, para expiar los pecados del pueblo. 18Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados."

51Hebreos capítulo 4: versículos 15 y 16: "Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro."

Lógicamente, el hecho de que Él pueda estar ejerciendo dignamente y a la perfección esta actividad junto al Padre, requiere tanto de su naturaleza divina como de la humana.

Inciso c): Yeshúa el Mesías era santo, sin culpa y sin manchas, mas Dios cargó sobre Él la culpa del pecado de toda la humanidad. Al respecto veamos lo que dicen los pasajes bíblicos siguientes:

51Hebreos capítulo 7: versículo 26: "Porque tal pontífice nos convenía: santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos."

Isaías nos declara en su alusión profética acerca del Mesías Sufriente: Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas Jehová [el Señor] cargó en él el pecado de todos nosotros. 51(Isaías capítulo 53: versículos 5 y 6).

Inciso d): De esta manera, amparados bajo tal manifestación de la gracia de Dios, todo el que crea en Yeshúa el Mesías y lo acepte como su Salvador, reconociendo tal obra de amor y redención mediante una nueva vida separada del pecado, alcanzará la vida eterna. Consideremos lo que nos dicen las citas bíblicas siguientes:

51Juan capítulo 3: versículos 16, 17 y 36: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por él. 36El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él."

51Juan capítulo 10: versículos 27 y 28: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen; 28Y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano."

51Juan capítulo 17 versículos 1 y 2: "Estas cosas habló Jesús [Yeshúa], y levantados los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora es llegada; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; 2Como le has dado la potestad de toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste."

Con relación al tema, el apóstol Pablo expone en su epístola a los Romanos según 51Romanos capítulo 6: versículo 23: Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús [el Mesías Yeshúa] Señor nuestro.

El apóstol Juan nos dice también: Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. Estas cosas he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en Él. Empero sabemos que el Hijo de Dios es venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero: y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo [Yeshúa el Mesías]. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. 51(Primera de Juan capítulo 5: versículos 11, 13 y 20).

De igual manera el apóstol Judas, en el versículo 21 de su epístola, nos dice: Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo [Yeshúa el Mesías], para vida eterna.

Entre los temas que estudiaremos en los capítulos 9 y 10 de este tratado, aparece la idea expuesta en forma explícita y bien clara acerca de cómo creer en Yeshúa el Mesías y aceptarlo como nuestro Salvador, así como los demás pasos y normas de conducta que debemos seguir como un complemento de las demandas divinas para la santidad, la cual es uno de los factores fundamentales comprendidos en el proceso de la salvación, a través del cual podremos alcanzar la vida eterna.

Quiero hacer del conocimiento de los estudiantes, además, que estos dos temas tratados en este capítulo: el medio de redención temporal y la redención mediante Yeshúa el Mesías, constituyen la base fundamental del concepto teológico del antiguo y nuevo pactos, asunto que tomaremos en consideración detalladamente en el capítulo 8 de este tratado.

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