LECCIÓN NÚMERO 76

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LECCIÓN NÚMERO 76 ATAVÍO DE LA MUJER CRISTIANA


La mujer cristiana, así como el hombre, son llamados a practicar una conducta que haga resaltar ante la sociedad los más elevados principios de moralidad.

Convirtiéndose en una lumbrera para el resto de la humanidad.


Debido a estas razones, teniendo en cuenta que la mujer tiene tendencias a la vanidad ilusoria de extremarse en el ornato personal, los apóstoles principales de la Iglesia dieron las recomendaciones expuestas en los siguientes pasajes de las Escrituras:


51Primera de Timoteo capítulo 2: versículos 9 y 10: "Asimismo también las mujeres, ataviándose en hábito honesto, con vergüenza y modestia; no con cabellos encrespados, u oro, o perlas, o vestidos costosos. 10Sino de buenas obras, como conviene a mujeres que profesan piedad."


51Primera de Pedro capítulo 3: versículos 3 y 5: "El adorno de las cuales no sea exterior con encrespamiento del cabello, y atavío de oro, ni en compostura de ropas, 5Porque así también se ataviaban en el tiempo antiguo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, siendo sujetas a sus maridos."


Entre los aspectos que deben caracterizar el atavío de la mujer piadosa, según el primero de estos pasajes, se denotan tres principales: honestidad, vergüenza y modestia. Estos tres aspectos deben tomarse seriamente en consideración para aplicarlos a las diferentes modas en el vestuario de la mujer que profesa piedad. Cualquier moda en la vestimenta de una mujer piadosa, pudiera ser correcta, si no se violan ninguna de estas características.


Los vestidos con escotes muy pronunciados, sin mangas o con mangas abiertas, muy cortos, con aberturas excedidas o muy ajustados al cuerpo; así como los pantalones femeninos, y pantalones cortos (shorts), etc. han sido interpretados siempre por las Iglesias más conservadoras, como una violación al vestuario para la mujer que profesa piedad. Véase 51Deuteronomio capítulo 22: versículo 5.


Las recomendaciones referidas en estos pasajes bíblicos con relación al peinado y los adornos de oro y de perlas, etc. constituyen también una exigencia de la modestia y la honestidad para la mujer que ha creído en Jesucristo.


Nótese que según lo refleja el versículo 5 del segundo de estos pasajes, los apóstoles están tomando el patrón de conducta de las santas mujeres, que en el tiempo antiguo esperaban en Dios.


Hoy en día, sin embargo, es algo muy común que muchas profesantes cristianas, se vistan y complementen su ornato a su mejor parecer, poniendo por excusa que Dios no mira la apariencia externa sino el corazón. Pero lamentablemente no quieren aceptar que Dios no está viendo en ellas un corazón conforme a su voluntad divina, sino en rebeldía y desobediencia a las recomendaciones dadas en su Santa Palabra. Al respecto dice un exaltado pensamiento del apóstol Miguel Rodríguez, uno de los directores de Nuestra Iglesia: “La línea de separación entre el mundo y la Iglesia debe estar bien definida y mantenerse inviolable. Las modas y costumbres de esta sociedad caída no pueden ser las nuestras. ¡Cuidado con el amor y el apego a las cosas terrenas que pronto perecerán!”


Otro aspecto muy importante comprendido en el atavío de la mujer piadosa lo encontramos en el siguiente pasaje bíblico:


51Primera de Corintios capítulo 11: versículos 3 al 7, 10 y 13: "Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo. 4Todo varón que ora o profetiza cubierta la cabeza, afrenta su cabeza. 5Mas toda mujer que ora o profetiza no cubierta su cabeza, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se rayese. 6Porque si la mujer no se cubre, trasquílese también: y si es deshonesto a la mujer trasquilarse o raerse, cúbrase. 7Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. 10Por lo cual la mujer debe tener señal de potestad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. 13Juzgad vosotros mismos: ¿es honesto orar la mujer a Dios no cubierta?"


Algunas iglesias y grupos de creyentes de la actualidad, alegan que el apóstol Pablo aborda este tema para prevenir tanto a los hombres como a las mujeres de la Iglesia de Corinto, de manera que no imitaran las costumbres del paganismo. Porque en los templos paganos de Corinto había una orden sacerdotal representada por homosexuales que se prostituían como un acto sagrado a su dios. Se dice que estos, se dejaban el cabello largo y se cubrían la cabeza con un velo. Asimismo, había una orden de sacerdotisas que ejercían la prostitución sagrada. Estas, en cambio, se rapaban la cabeza y no hacían uso del velo en el ejercicio de sus funciones.


Lo cierto es, que este argumento carece de consistencia ante la declaración de nuestro pasaje. Por cuanto, el versículo 4 dice que, todo varón que ora o profetiza cubierta su cabeza, afrenta su cabeza. Y el versículo 7 revela que esto se debe a que el varón es imagen y gloria de Dios. El Apóstol no dice en ningún momento que el hombre no debe cubrirse la cabeza porque así lo hicieran los homosexuales en el templo pagano de Corinto para consagrarse a su dios mediante sus cultos de prostitución. Parafraseando el texto, lo que dice el Apóstol con toda claridad, es que este no debe cubrirse la cabeza para orar o profetizar, porque si lo hace afrenta a su cabeza jerárquica, que es Jesucristo.

De igual manera, en el versículo 5 dice que la mujer que ora o profetiza no cubierta la cabeza, afrenta su cabeza jerárquica, que es el varón. Y en el versículo 7 confirma que esto se debe a que ella es gloria del varón. [Así como él es gloria de Dios]. Además, el versículo 10 declara que ella debe llevar señal de potestad sobre su cabeza, por causa de los ángeles, [por cuanto ellos son mensajeros de Dios y representantes de su reino]. El apóstol no declara aquí, de ninguna manera, que la mujer debe cubrirse la cabeza para no imitar a las prostitutas sagradas del templo pagano de Corinto, que en vez de cubrirse se rapaban. Si no porque de no cubrirse, afrenta al varón y por ende a los ángeles de Dios.


Según lo declaran las Sagradas Escrituras, la mujer fue creada originalmente por causa del hombre y puesta por disposición divina, según 51Génesis capítulo 3: versículo 16, bajo la potestad del mismo, el cual es imagen y gloria de Dios.


Por lo general, la mujer tiene por intuición propia una tendencia constante a sentirse protegida por el hombre, saber que puede depender de él en cualquier circunstancia, a ser tratada por él como un vaso frágil o como una delicada flor.


Y regularmente, hasta las mujeres más inteligentes y capaces, prefieren un esposo con cualidades intelectuales que sobrepasen las suyas. Estas son evidencias de que la mujer fue creada por Dios con determinadas características naturales, que además de convertirla en una ayuda idónea para el hombre, le permiten depender de él y por ende sujetarse a la apreciada dignidad de su autoridad conferida por el Divino Creador.


El hecho de que la mujer se presente ante Dios con la cabeza cubierta, constituye un símbolo de su aceptación a la predeterminación divina de que ella debe mantenerse bajo la potestad del varón. Por lo cual el versículo 10 de este pasaje dice que ella debe llevar señal de potestad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. Porque la mujer cristiana no es una mujer común. Ella es un ser especial, una perla escogida y santificada por Dios para gloria de su santo nombre. Porque Eva, al ser incitada por el tentador, eligió en su libre albedrío comer del fruto prohibido por la presunción de llegar a ser como dioses o igual a Dios. Pero la mujer que ha creído en Jesucristo, poseyendo también la facultad de libre voluntad, ha elegido espontáneamente y por amor, someterse a la soberanía del Reino Divino. Y al llevar la señal de potestad sobre su cabeza, le está demostrando al enemigo de Dios y de nuestras almas, que la mujer redimida por la sangre de Jesucristo y cubierta por el manto de su gracia divina, ha sido capaz de reconocer el señorío del Supremo Creador y decidirse libremente por la obediencia a todos sus preceptos divinos. Y algo muy significativo consiste en el hecho de que la mujer convertida por la fe en Jesucristo. reconozca el privilegio del hombre escogido y santificado por Dios, como el guía o aquel a quien le ha sido conferida autoridad sobre ella. Y lejos de verlo como una condición humillante o de desigualdad entre el hombre y la mujer, lo reconoce más bien como un estatus de alto prestigio y dignidad para sí misma, por su incondicional aceptación de lo predispuesto por Dios.


La práctica del uso del velo por parte de las mujeres que pertenecían al pueblo escogido de Dios, tanto de las casadas como de las solteras, se evidencia en varios pasajes de las Escrituras del Antiguo Testamento. Es bien conocido el caso de Rebeca, según 51Génesis capítulo 24: versículo 65; el de 51Ruth capítulo 3: versículo 15 y otros, acerca de lo cual Pablo tenía un profundo conocimiento; por lo que hace tales declaraciones a la Iglesia de los gentiles, en la que al parecer no predominaba este concepto en forma generalizada.


Consideremos ahora detenidamente el siguiente pasaje:


51Primera de Corintios capítulo 11: versículos 14 y 15: "La misma naturaleza ¿no os enseña que al hombre sea deshonesto criar cabello? 15Por el contrario, a la mujer criar el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello."


La interpretación de la mayoría de las Iglesias cristianas de nuestros tiempos acerca de este pasaje, es que el cabello sustituye al velo y que, por lo tanto, no es necesario que la mujer se cubra la cabeza, ni siquiera para orar o profetizar.


No obstante, con el imparcial objetivo de analizar este tema con un carácter más profundo, para un conocimiento más amplio de los estudiantes, tomaremos en cuenta también, la interpretación de los creyentes más conservadores, según los conceptos expuestos en la siguiente reflexión: Un análisis demasiado superficial acerca de la declaración de este versículo, ha hecho creer a la mayoría de los profesantes de la fe en la actualidad, que el cabello sustituye al velo. Sin embargo, al comparar dicho versículo con el contexto que le precede, nos encontramos con una significativa arbitrariedad, donde se refleja un carácter de inconvergencia con relación a todo lo declarado anteriormente. Por cuanto, primero se denota mucho énfasis en el requerimiento de que la mujer debe cubrirse la cabeza cuando ora o profetiza, porque ella es gloria del varón y por lo tanto debe llevar señal de potestad sobre su cabeza por causa de los ángeles. Y dice, además, que si la mujer no se cubre la cabeza, le es igual que si se trasquilara o se rapara.


Sin embargo, concluye diciendo que en lugar de velo le es dado el cabello, lo cual indica una aparente tentativa de sustitución del velo por el cabello, y refleja, además, un carácter de invalidez total, de todo lo declarado anteriormente.


No obstante, al someter nuestro pasaje a un análisis más profundo, encontramos que, según la declaración del mismo es evidente que el Apóstol está haciendo énfasis, en este caso, en dos requisitos básicos concernientes al atavío de la mujer piadosa, de los cuales podemos tomar en primer lugar la cabellera larga, la cual le es dada en lugar de velo; y en segundo lugar, su marcada insistencia en que la mujer se cubra la cabeza como señal de potestad.

La evidencia de estos detalles nos ofrece los recursos suficientes para la elaboración de un valioso razonamiento catalogado en este caso, como el argumento lógico, al cual podemos acogernos como la única alternativa que nos permite despejar la declaración del versículo en cuestión, de manera que deje de constituir un carácter de contradicción y de anulación total de todo lo que se dice en la contextura del mismo.


Este argumento consiste, por lo tanto, en que la mujer, además de dejarse el cabello largo, debe cubrirse también la cabeza como señal de potestad, pero no necesariamente con un velo, por cuanto la cabellera larga hace las funciones correspondientes al velo, excepto la de mantener su cabeza cubierta, según lo indica el sentido de la lógica a través de la declaración del contenido del tema.

Por lo que pudiera admitirse que se trate del uso de cualquier otro método habitualmente apropiado al caso, como el de una pañoleta o algo semejante que le sirva de cobertor.


Este argumento anula el concepto como tal de que el cabello sustituye definitivamente al velo, desde el punto de vista de cobertura para la cabeza de la mujer. Pues el mismo carece tanto de lógica, como de consistencia. Al respecto tomaremos en consideración algunos razonamientos básicos que nos ayudarán a confirmar esta declaración:


Primer razonamiento: Una reflexión acerca del contexto del pasaje en cuestión, nos permite entender con toda claridad, que el autor del texto original, no tuvo la menor intención de indicar que el cabello sustituya al velo desde el punto de vista de cobertura de la cabeza, ya que el sentido de la lógica nos dice que, si el Apóstol hubiese tenido la intención de indicarlo así, él hubiese centrado su mensaje solo en recomendar a la mujer, que no se trasquilara ni se cortara el cabello, por cuanto el mismo le había sido dado en lugar de velo; y no hubiese expuesto nada de lo referido en el resto del contexto con relación a que la mujer debe cubrirse la cabeza cuando ora o profetiza; ni hubiera dicho tampoco, que la misma tiene que llevar señal de potestad sobre su cabeza por causa de los ángeles.


Segundo razonamiento: El sentido de la razón nos indica que, para que alguien o algo pueda ser sustituido, aquel o aquello tiene que haber comparecido en existencia ocupando un lugar determinado antes que, aquel o aquello que lo va a sustituir.


De manera que, para aceptar el concepto de que el cabello sustituye definitivamente al velo, este tuvo que haber existido ocupando su lugar sobre la cabeza de la mujer, antes que el Creador le diera el cabello.


Tercer razonamiento: Tal como lo expone un 34ilustre pensador cristiano en su reflexión acerca de este tema, la luz de la razón nos dice, además, de acuerdo con el contexto del pasaje, que si el cabello de la mujer ejerciera la función de velo requerida para ella como cobertura sobre su cabeza, también el cabello del hombre debiera ejercer la misma función para él, lo que daría por resultado que el hombre estaría llevando constantemente esa cobertura sobre su cabeza, de manera que, estaría afrentando permanentemente a su cabeza jerárquica, que es Jesucristo. Pero evidentemente eso no es así, por lo que tenemos que concluir con el razonamiento de que si el cabello del hombre no le sirve de cobertura sobre su cabeza, en el caso de la mujer tampoco se puede admitir tal posibilidad.

La convicción que nos proporcionan estos tres razonamientos, además del argumento precedente, es lo suficiente válida y consistente para entender que el cabello no puede sustituir en forma definitiva al velo o cualquier otro método de cobertura de la cabeza para la mujer.

APÉNDICE

Como un complemento de nuestro análisis veamos cómo está expresado el texto de este pasaje en el idioma original según el 6Nuevo Testamento Interlineal Griego–Español: Véalo de preferencia en el libro impreso. Para verlo en digital solo toque este enlace. 

Resumen: En conclusión, el apóstol Pablo exige en estos pasajes, de forma reiterada, que la mujer se cubra la cabeza para orar o profetizar y dice, además, que ella tiene que llevar señal de potestad sobre su cabeza. Pero finalmente concluye diciendo que el cabello le es dado en lugar de velo. Esto indica claramente que el cabello ejerce las funciones del velo, excepto la de cobertura de la cabeza y la de señal de potestad, que debe hacerse literalmente mediante el uso de un velo, un pañuelo o algo semejante, apropiado para ello.

No obstante, para que esta práctica tenga resultados realmente válidos para la mujer, es necesario que se haga con el verdadero convencimiento de su significado. Porque la mujer que se cubre la cabeza solo porque su Iglesia se lo exige o porque así se lo han enseñado, pero no está plenamente convencida de las razones de tal requerimiento según lo hemos analizado en este estudio, los resultados consecuentes según la experiencia que tenemos, en la mayoría de los casos suelen ser fatales. Porque si la mujer ignora voluntariamente la autoridad conferida al hombre como cabeza y guía suya y decide gobernarse a sí misma actuando a su mejor parecer, tomando sus propias decisiones y asumiendo con su actitud el lugar que no le ha sido conferido por Dios, se pone en rebeldía contra la predisposición divina y de nada le vale llevar una simulada señal de potestad que no respalda con su actitud y tal vez no tenga ni la menor idea de su importancia para agradar al Divino Creador.

El apóstol Pablo, sin embargo, concluye este tema con las palabras siguientes:

"Con todo eso, si alguno parece ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios." 51(Primera de Corintios capítulo 11: versículo 16).

Con respecto al concepto expuesto acerca del pasaje citado según 51Primera de Corintios capítulo 11: versículo 10, donde dice que la mujer debe llevar señal de potestad sobre su cabeza por causa de los ángeles, somos muchos los que sostenemos la concepción, de que este pasaje se refiere a los ángeles de Dios, ya que estos son ministros suyos y representantes de su reino. Y como dice su Santa Palabra en 51Salmos 34: versículo 7, el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende. Así también en 51Hebreos capítulo 1: versículo 14, dice que los ángeles son espíritus administradores, enviados para servir a los que serán herederos de salud. Vea testimonio de revelación divina por escrito acerca del tema. Solo toque este enlace.

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