LECCIÓN NÚMERO 72

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LECCIÓN NÚMERO 72 EL HOGAR CRISTIANO


El hogar de los creyentes en Jesucristo debe caracterizarse de manera singular entre los demás. En él debe dejarse sentir una influencia palpable de las virtudes que embellecen la vida y la conducta de las personas que lo componen. El ambiente que reine en el hogar deberá influir de manera esencial en el carácter de la familia y en la vida moral y espiritual futura de los niños y adolescentes.


Es evidente que un elevado nivel de cultura en la familia puede influir mucho en beneficio del hogar, pero lo que mayor bendición pueda aportar para la familia es la práctica de una vida regenerada por el evangelio de Jesucristo y la obediencia a la Palabra de Dios.


La Santa Biblia abunda en numerosos consejos y orientaciones que contribuyen de manera especial a nuestro beneficio en todos los aspectos de la vida. Cada uno de ellos debe ser acatado como una orden de parte de Dios para sus hijos, para evitar los graves fracasos que nos trae por consecuencia el hecho de ignorarlos o pasarlos por alto. En lo que respecta al hogar de los creyentes, consideremos a continuación las diferentes órdenes referidas según las citas bíblicas expuestas:


Orden de Dios para los cónyuges: 51Primera de Corintios capítulo 11: versículo 3: "Mas quiero que sepáis, que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer; y Dios la cabeza de Cristo."


51Efesios capítulo 5: versículos 22 al 24: "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor. 23Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia y él es el que da la salud al cuerpo. 24Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén á sus maridos en todo."


51Tito capítulo 2: versículos 3 al 5: "Las viejas, asimismo, se distingan en un porte santo; no calumniadoras, no dadas a mucho vino, maestras de honestidad: 4Que enseñen a las mujeres jóvenes a ser prudentes, a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, 5A ser templadas, castas, que tengan cuidado de la casa, buenas, sujetas a sus maridos; porque la palabra de Dios no sea blasfemada."


El apóstol Pedro, después de haber hecho su exhortación correspondiente a las esposas, se dirige también a los esposos, según 51Primera de Pedro capítulo 3: versículo 7, diciéndoles: Vosotros maridos, semejantemente, habitad con ellas según ciencia, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a herederas juntamente de la gracia de la vida; para que vuestras oraciones no sean impedidas.


En 51Efesios capítulo 5: versículos 25, 28 y 33, el apóstol Pablo les dice a los maridos: Amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó así mismo por ella. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Cada uno empero de vosotros de por sí, ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer reverencie a su marido.


Veamos otra importante recomendación del apóstol Pablo para los cónyuges, según 51Primera de Corintios capítulo 7: versículos 4 y 5, donde nos dice según su deliberación, que la mujer no tiene potestad de su propio cuerpo, sino el marido: y tampoco el marido tiene potestad de su propio cuerpo, sino la mujer. Y les recomienda que no se defrauden el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparse en la oración: y volved a juntaros en uno, porque no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.


Según la determinación que dan a entender las Sagradas Escrituras en estos pasajes, el hombre es ordenado como la cabeza de la familia, el principal. Su esposa debe estar sujeta a él, amarlo y respetarlo. El hombre, sin embargo, tiene que mantener su dignidad sobre tales privilegios. Debe no solo amar y tratar bien a su esposa, sino también representarla dignamente, honrarla y protegerla en todos los órdenes, socorriendo todas las necesidades del hogar que estén a su alcance. Enalteciendo también su matrimonio y su familia, mediante una conducta intachable.


Orden de Dios para los padres: De igual manera, los padres están en el deber de amar a sus hijos, tratarlos con cariño y con ternura, protegerlos y suplirles todas sus necesidades. Es un honorable deber de los padres también, educar a sus hijos en los aspectos moral y espiritual, así como en el orden intelectual y laboral. De manera que estos logren llegar a ser útiles, tanto al hogar como a la sociedad.


Con respecto a la orden de Dios emitida para los padres, tomemos en consideración los siguientes pasajes de las Escrituras:


51Colosenses capítulo 3: versículo 21: "Padres, no irritéis a vuestros hijos, porque no se hagan de poco ánimo."


51Efesios capítulo 6: versículo 4: "Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor."


51Proverbios capítulo 22: versículo 6: "Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella."


Es un deber de los padres, además, amonestar y disciplinar a sus hijos, si anduvieran por malos caminos. Al respecto consideremos la actitud de Dios, según el pasaje bíblico siguiente:


51Primera de Samuel capítulo 3: versículos 12 y 13: "Aquel día yo despertaré contra Eli todas las cosas que he dicho sobre su casa. En comenzando, acabaré también. 13Y mostraréle que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos se han envilecido, y él no los ha estorbado."


Es lamentable que haya padres que no solo toleran la mala conducta de sus hijos, sino que algunos hasta los apoyan y tratan de excusarlos cuando deliberadamente viven engañando a los demás y pisoteando la buena fe de las personas honestas. Y luego no quieren darse cuenta que son ellos los culpables de las consecuencias que sufren sus hijos, cuando se hallan viviendo en condiciones tan indignas y deplorables, social y moralmente como las de los más viles pecadores.


¡Cuidado, padres! porque Dios no puede ser burlado y según el pasaje citado al que trate de encubrir el pecado o la mala conducta de sus hijos, su castigo no se hace esperar.


Orden de Dios para los hijos: Aunque en el comentario del quinto mandamiento contenido en este tratado, aparece la idea en forma más explícita con respecto a este tema, no obstante, trataré nuevamente el asunto como un complemento de gran importancia para el enriquecimiento del mismo.


En relación a la orden de Dios para los hijos, consideremos lo que dicen los siguientes pasajes de las Escrituras:


51Efesios capítulo 6: versículos 1 al 3: "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo. 2Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, 3Para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra."


51Colosenses capítulo 3: versículo 20: "Hijos, obedeced a vuestros padres en todo; porque esto agrada al Señor."


Recordemos siempre que el amor, el respeto y la obediencia son tres características que ineludiblemente debe poseer todo hijo que quiera honrar a sus padres. Es un deber sagrado de los hijos, además, cuidar de los padres en su vejez o enfermedad, así como suplirles sus necesidades si la situación lo llegara a requerir.


Consideremos algunos consejos más de las Sagradas Escrituras, relacionados con la orden de Dios para los hijos:


51Primera de Timoteo capítulo 5: versículo 4: "Pero si alguna viuda tuviere hijos, o nietos, aprendan primero a gobernar su casa piadosamente, y a recompensar a sus padres: porque esto es lo honesto y agradable delante de Dios."


51Proverbios capítulo 1: versículos 8 al 10: "Oye, hijo mío, la doctrina de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre: 9Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello. 10Hijo mío, si los pecadores te quisieran engañar, No consientas."


51Proverbios capítulo 23: versículo 22: "Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies."


En 51Proverbios capítulo 19: versículo 26 dice que el que roba a su padre y ahuyenta a su madre, hijo es avergonzador y deshonrador. También 51Proverbios capítulo 20: versículo 20 advierte a los hijos diciendo que, el que maldice a su padre o a su madre, su lámpara será apagada en oscuridad tenebrosa. Así mismo, en 51Proverbios capítulo 10: versículo 1 declara que, el hijo sabio alegra al padre, el hijo necio es tristeza de su madre.


El hijo sabio es aquel que honra a sus padres, les obedece y acata sus consejos y enseñanzas; mientras que el hijo necio hace todo lo contrario.

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